Page 347 - Egipto TOMO 2
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semillas de Osíris, y les comunica las condiciones indispensables para su desenvolvimiento,
á Hathor se debe el haberlas dispuesto en su seno de la manera conveniente. Isis es la
naturaleza que crea, en conformidad á un plan previamente concebido; Hathor la naturaleza
que nos invita á contemplarlo. Ambas reunidas vienen á constituir, la una respecto de la
otra, el equivalente de lo que acontece y de lo que se realiza; pero así como, hasta cierto
punto, puede Isis ser considerada como la materia bruta en general, Hathor represéntala
ejecución armoniosa de lo que es ya obra realizada. En los monumentos se las distingue con
los nombres de madre y nodriza, teniendo para ello en cuenta que toman en sí mismas las
formas de las cosas y velan sobre éstas, como hacen con el infante las que lo tienen á su
cuidado. Isis les da el seno, las mece en sus brazos, y las hace pasar incesantemente de una
á otra metamorfosis: en cuanto á Hathor, no sólo las alimenta y las arrulla, sino que las
instruye y las conduce por el camino de la verdad, la bondad y la belleza. Y adviértase que
no sólo se la encuentra en el mundo superior: vésela también en el inferior, en el cual es la
vaca que después de haber parido por la mañana á Horo niño el sol del nuevo dia, conduce
,
á nueva vida el alma de los muertos. Los destinos ulteriores del alma humana se comparan
principalmente á los del astro del dia, puesto que, así como el sol que ha terminado su
carrera debe hundirse en la tumba abierta del lado allá del horizonte, por la parte del Oeste,
sin lo cual no podría surgir nuevamente, cada una de las almas de los que mueren
debe sepultarse en el seno de Hathor, para renacer á una vida más bella y agradable.
Hathor es, pues, llamada madre de Horo; pero como, según parece, en un principio había
sido una diosa del cielo, se la considera en este concepto esposa del dios de la luz, siquiera su
hijo, personificando en sí mismo el círculo entero de lo porvenir, constituya su propio padre.
Esta antigua concepción egipcia explica por qué en ninguno de los templos del Nilo , se adora
nunca una sola divinidad ó una sola pareja divina. Los dioses se encuentran constantemente
formando por lo ménos un grupo de tres, con la circunstancia de que semejantes triadas ó
trinidades, se hallan compuestas por punto general de padre, madre é hijo. En Denderah,
además de los dioses, entre los cuales figuran en primer lugar los que son personificación
de los elementos, dichas divinidades se han reunido constituyendo un verdadero ciclo,
compuesto de cuatro formas de Hathor y cinco formas de Horo, á las cuales deben agregarse
Ahí, el poderoso hijo de Hathor, el cariñoso niño de la flor de loto, que aparece á las
primeras horas de la mañana y tiene no pocos puntos de semejanza con el Eros griego;
Osíris, el Ser bondadoso, Un-nefer, al cual se apellida difunto; é Isis, la abuela de los dioses.
Tales son las divinidades á las cuales especialmente se tributan ofrendas, hallándose á la
cabeza de todas la de Hathor de Denderah, la reina de los dioses y de las diosas, que ha
existido desde el comienzo y llena con sus beneficios el cielo y la tierra: la bondadosa,
la verdadera, la bella cuya aparición arranca gritos de júbilo á los dioses y á los hombres: la
encantadora reina del amor, de seductor aspecto y rostro bellísimo: la amada y protectora de
las mujeres, que permanece al lado de las madres en las horas difíciles: la señora de las
flores, de los perfumes, del canto y de las danzas, que llena de júbilo los corazones, en los