Page 344 - Egipto TOMO 2
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HASTA TEBAS 261
espacio hallábase limitado, en su cara exterior, por los pileos (V y "V del plano de Edfu),
que eran dos torres en forma de pirámide truncada , entre las cuales , en el sitio precisamente
en que deberían encontrarse sus fases internas, se hallaba dispuesta una puerta para el
ingreso. Delante de ésta era costumbre levantar obeliscos y colocar esfinges, llegándose á
ella á lo largo de una calle empedrada, flanqueada
de hileras de esfinges, cuya monotonía interrumpían
de cuando en cuando elevadas puertas de piedra,
dispuestas a guisa de arcos de triunfo.
La mano de los Césares fué ménos generosa que
la de los Faraones y la de los Tolomeos para los
sacerdotes egipcios. Denderah, que fué construido
en tiempo de los emperadores, jamás tuvo pileos ni
peristilo. Con todo, Domiciano y Trajano hicieron
construir delante de la entrada principal un propileo
PILEOS DE UN TEMPLO
que se conserva aún en muy buen estado, delante
del cual se elevaban cuatro grandes mástiles de madera que remataban en una aguda punta
de cobre «para romper la celeste tempestad,» según expresa la inscripción. ¿Debemos ver
aquí, como opinan Brugsch y Dumichen, la mención del primer pararayos? El propileo ante el
cual se levantaban esos cuatro mástiles singulares , se abría al través del muro de un recinto
elevado, construido de ladrillos, que antiguamente rodeaba el área toda del templo de
Denderah, la cual medía trescientos metros cuadrados. Como sucedía en los demás templo»
de Egipto, dicho muro se hallaba destinado no sólo á librar de una invasión el recinto
sagrado, sino también á poner á cubierto de las
miradas de los profanos, los lugares consagrados á
la divinidad. Parece imposible, y sin embargo se
halla plenamente comprobado, lo que vamos á decir:
todos esos templos, cuya construcción, decorado y
sostenimiento imponían tan formidables gabelas á la
fuerza y á la fortuna públicas, sólo se hallaban
abiertos á un reducido número de elegidos, á los
iniciados: los demás tenían prohibición absoluta de
poner en ellos la planta. El común de las gentes,
v en este número comprendemos á todos aquellos
PROPILEO DE DENDERAH
que no gozaban del privilegio indicado, sólo tenia el
derecho de prosternarse á lo largo de la calle que conducía al templo, en aquellos días en
que, por celebrarse una procesión, se sacaban de él los simulacros de la divinidad; y en
determinadas fiestas, y prévias no pocas purificaciones, el de llegar hasta el patio
ciertas y
exterior del templo, para orar y depositar en él sus piadosas ofrendas.
El interior, que al presente llama nuestra atención de un modo especial, puesto que los
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EGIPTO, TOMO II.