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HASTA TEBAS                  261
             espacio hallábase limitado, en su cara exterior, por los pileos (V y  "V  del plano de Edfu),
             que eran dos torres en forma de pirámide truncada , entre las cuales  , en el sitio precisamente
             en que deberían encontrarse sus fases internas, se hallaba dispuesta una puerta para  el
             ingreso. Delante de ésta era costumbre levantar obeliscos y colocar esfinges, llegándose á
             ella á lo largo de una calle empedrada, flanqueada
             de hileras de esfinges, cuya monotonía interrumpían
             de cuando en cuando elevadas puertas de piedra,
             dispuestas a guisa de arcos de triunfo.
               La mano de los Césares fué ménos generosa que
             la de los Faraones y la de  los Tolomeos para los
             sacerdotes egipcios. Denderah, que fué construido
             en tiempo de los emperadores, jamás tuvo pileos ni
             peristilo. Con todo, Domiciano y Trajano hicieron
             construir delante de la entrada principal un propileo
                                                      PILEOS DE UN TEMPLO
             que se conserva aún en muy buen estado, delante
             del cual se elevaban cuatro grandes mástiles de madera que remataban en una aguda punta
             de cobre «para romper  la celeste tempestad,» según expresa la inscripción. ¿Debemos ver
             aquí, como opinan Brugsch y Dumichen, la mención del primer pararayos? El propileo ante el
             cual se levantaban esos cuatro mástiles singulares  , se abría al través del muro de un recinto
             elevado, construido de  ladrillos, que antiguamente rodeaba  el área toda  del templo de
             Denderah, la cual medía trescientos metros cuadrados. Como sucedía en los demás templo»
             de Egipto, dicho muro se hallaba destinado no sólo á librar de una invasión el recinto
                                      sagrado,  sino también á poner á cubierto de las
                                      miradas de los profanos, los lugares consagrados á
                                      la divinidad.  Parece imposible, y  sin embargo se
                                      halla plenamente comprobado, lo que vamos á decir:
                                      todos esos templos, cuya construcción, decorado y
                                      sostenimiento imponían tan formidables gabelas á la
                                      fuerza y á la fortuna  públicas,  sólo  se hallaban
                                      abiertos á un reducido número de elegidos, á los
                                      iniciados: los demás tenían prohibición absoluta de
                                      poner en ellos la planta. El común de las gentes,
                                      v en este número comprendemos á todos aquellos
                     PROPILEO DE DENDERAH
                                      que no gozaban del privilegio indicado, sólo tenia el
             derecho de prosternarse á lo largo de la calle que conducía al templo, en aquellos días en
             que, por celebrarse una procesión, se sacaban de él los simulacros de la divinidad; y en
                   determinadas fiestas, y prévias no pocas purificaciones,  el de llegar hasta el patio
             ciertas y
              exterior del templo, para orar y depositar en él sus piadosas ofrendas.
                El interior, que al presente llama nuestra atención de un modo especial, puesto que los
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                  EGIPTO, TOMO  II.
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