Page 388 - Egipto TOMO 2
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TEBAS
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                manera alguna puede olvidarse. Dqérase que son una bandada de biujas ó reinas encan-
                tadas, ocupando sus tronos. Sea como quiera, constituyen un marco de un efecto indes-
                criptible. v por todo extremo fantástico, puesto á este mundo arruinado y silencioso. Pueden
                olvidarse fácilmente las verdaderas manadas de gatos que se ven aquí y allá tomando  el sol,
                al recorrer las ciudades situadas á orillas del Nilo; pero es imposible de todo punto perder el
                recuerdo de esas mujeres de piedra con cabeza gatuna.
                                                               otro que mandó
                  No se dió Amenofis por satisfecho con haber levantado este edificio y
                construir en el extremo Norte del santuario nacional; puesto que, además de ellos, emprendió
                el establecimiento de un nuevo templo de vastas proporciones en la misma orilla del Nilo.
                Comenzóse la obra de éste por el sancía sanctorum, que se halla á más de una legua de
                distancia al Sur del de Karnak. El templo de Amon llamábase en la antigüedad los Apiu,
                morada de los dioses , del cual, con el artículo femenino (t-ape) formaron los griegos Tébas
                (Qrpj . .). El monumento debido á Amenofis  III fué llamado  los Apni del Sur. Muchos de
                nuestros lectores lo conocen ya, bajo el nombre de Luqsor; mas debe saberse que Luqsor no
                es más que la forma corrompida de una palabra árabe, que significa los castillos (al-kusur),
                que servia para designar la aldea que se levantó en primer lugar en medio de las salas, los
                patios v las cámaras del templo antiguo, y que paulatinamente fué extendiéndose hácia el
                Norte y  hácia  el Oeste. Contemplado desde el Nilo ofrece un aspecto encantador, pues  el
                interior del mismo está de tal manera ocupado por las habitaciones , las chozas , y hasta los
                restos de una iglesia, que es por demás difícil darse cuenta de su disposición primitiva. El
                santuario antiguo fué destruido ya ántes de los tiempos modernos; pero lo hizo íe&tauiar
                Alejandro II, hijo del gran macedonio. Encima del techo de las salas y  gabinetes antiguos,
                que lo rodean, hanse levantado diferentes habitaciones, una de las cuales lleva actualmente el
                nombre de Casa de Francia (Kasr Fransaui), por haberse alojado en ella los ingenieros
                encargados de trasladar á Paris el obelisco de Luqsor. El antiguo prósekos, situado entre el
                            la magnífica sala hipóstila, decorada con cuatro órdenes de ocho colum-
                sanctci sanctorum y
                nas, sirvió indudablemente en los primeros siglos del cristianismo, de seguro ántes del vn,
                á una comunidad cristiana. El altar se dispuso en uno de los aposentos posteriores, entre dos
                columnas modernas, de un estilo análogo  al orden corintio* las paredes fueron estucadas,
                tanto para hacer que desaparecieran las representaciones paganas que las cubrían, como para
                trazar sobre la nueva superficie imágenes de santos. Algunas cortadas cabezas de éstos es lo
                único que resta de semejante pintura  ; mas son tan expresivas y se hallan tan bien ejecu-
                tadas, lo mismo que ciertos fragmentos de inscripciones griegas existentes cerca de aquellas,
                que no cabe más recurso que atribuírselas á artistas muy hábiles de la época de los Césares
                bizantinos. Las figuras que se ven á la derecha del altar, usan calzado de terciopelo: hácia
                la izquierda veíase un cuadro que representaba caballos y jinetes.  En aquellos puntos en
                que ha caído el estuco, el aspecto que se ofrece es de lo más peregrino que puede imaginarse,
                puesto que las figuras por medio de las cuales  se representaron los santos cristianos, se
                mezclan y aún completan con las de las divinidades egipcias.  Las pinturas cristianas de
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