Page 386 - Egipto TOMO 2
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la terrible venganza que tomó de los rebeldes. La estela de piedra erigida entre las patas del
gran esfinge, nos refiere que su sucesor Thutmosis IV despejó este monumento de las arenas
que paulatinamente lo cubrieran, habiendo llevado á cabo tan colosal empresa, para dar cum-
plimiento á las órdenes del dios Ra-Harmachis, que se le apareció en sueños, en tanto que se
entregaba al descanso, cierto dia en que se había dedicado á la diversión de la caza. Lo poco
que sabemos de este príncipe, queda completamente oscurecido por lo que hizo su poderoso
sucesor Amenofis III. Thutmosis no había dejado por descubrir ningún nuevo camino: pero
de sobrepujarlo como constructor. La
Amenofis trató de igualarlo como conquistador y
indicación de las lejanas fronteras que durante su reinado tenia el Egipto, demuestra que
supo sostener la importancia del imperio, siquiera no consiguiese ensanchar sus límites.
RUINAS DEL TEMPLO DE AMADA EN NURIA
Adornábanle cuatro grandes virtudes, que en esos tiempos, eminentemente caballerescos, le
valieron el que se le considerara como el más heroico de los príncipes: tales eran la fuerza
el amor á las grandes
de su brazo, el valor personal, un corazón fiel á sus afecciones y
empresas y á todo cuanto podía sobrevivirle. Leyendo lo que acabamos de escribir, podría
presumirse que se trata de uno de los paladines de nuestra caballería cristiana, y sin embargo,
todas y cada una de las afirmaciones que de ello se desprenden, tiene su apoyo, no en uno,
sino en distintos monumentos. El tercero de los antecesores de Amenofis, Thutmosis I, se
había hecho representar, inspirándose acaso en un modelo que viera en Asia, levantando por
la cola á un león que yacia derribado : por nuestra parte hemos ofrecido á nuestros lectores
un grabado en el cual se ve á Thutmosis II vencedor de un león: Thutmosis IV se alaba