Page 408 - Egipto TOMO 2
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TEBAS                     321
             ejército  cheta,  al cual fué empujando  hasta  obligarle á precipitarse en  el agua, donde
             desapareció por completo.  Pentaur, que era el poeta más notable de su tiempo, celebró esta
             grandiosa hazaña en una especie de epopeya, la litada de los egipcios, que se ha conservado
             sobre los muros de los templos  y sobre los papiros.  «Estaba solo, completamente solo,» tal
             es la exclamación que pone el poeta en boca de su héroe: pero Amon había permanecido
             al lado  del monarca  y peleado
             por  él,  y Ramsés,  victorioso,
             erigióle, como testimonio de su
             reconocimiento, un templo  de
             gran magnificencia en el centro
             de la necrópoli, á fin de perpe-
             tuar la memoria de sus propias
             acciones. En  el arquitrabe de
             este edificio votivo, se lee la si-
             guiente lamentación, que forma
             una especie de  estribillo en la
             obra poética de Pentaur: «Estaba
             solo, completamente  ' solo .» En
             las vastas superficies de los pí-
             leos esculpieron los artistas
             cuadros  de  batallas  llenos  de
             movimiento y de  vida, en  los
             cuales estaban representadas las
             luchas que tuvieron efecto cerca
             de Kadesch;  el campamento de
             los egipcios;  la derrota de los
             chetas y sus aliados, y domi-
             nando á todos los combatientes
             por su elevada talla,  al rey en
              persona.  ¡Con qué  perfección
             están expresados la confusión de
             la pelea, las impetuosas cargas
              de los carros de guerra, la he-
                                            PILEOS Y OBELISCO DE RAMSÉS II EN LUQSOR
              roica figura de Ramsés, á cuyo
              lado veíase en otro tiempo su león arrojándose sobre el enemigo, el espanto y la precipitada
              fuga de los vencidos, y el ardor de los perseguidores!
                En  el primer patio (A) el rey hizo erigir una estatua, cuyos restos cubren hoy el suelo:
              pero que en otro tiempo sobrepujaba en grandor al renombrado coloso de Memnon, siendo
              así que no era de asperón como ésta, sino de durísimo granito. Su altura total no debia
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