Page 409 - Egipto TOMO 2
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bajar de diez y siete metros cincuenta centímetros, si hemos de juzgar por una de las orejas,
único fragmento que se conserva intacto y que mide más de un metro de longitud. Diodoro
Siculo da al Rameseum el nombre de Sepulcro de Osymandias, y en su conjunto lo describe
con bastante perfección y exactitud. El patio segundo (III) se distingue por las columnatas
que por los cuatro lados lo rodean : los techos á derecha é izquierda se hallan sostenidos por
columnas con capiteles de flor de loto, y á Norte y Sur por pilares contra los cuales se hallan
adosadas representaciones de Osiris en forma de momia, teniendo el rostro vuelto hácia el
patio. Consignemos como de pasada, que en la arquitectura egipcia jamás se emplean
las cariátides como soportes, sino que se apoyan
siempre á los miembros á semejante objeto desti-
nados. Sobre el frente superior del pileo que por el
lado del Oeste cierra este patio (II y II a), se dis-
tingue otro cuadro en el cual se halla representada
muy al vivo la rota de los chetas, y encima la
reproducción de las fiestas celebradas con motivo
de la coronación: estos asuntos los encontraremos
mejor conservados en Medinet-Habu. La gran sala
hipóstila, la Sala de la aparición (IV), es verdade-
ramente única en su género. Diodoro vió en ella
una sala de conciertos, un odeon: penetremos, ya
que basta para ello con que subamos algunos pel-
daños. En conjunto puede decirse que está cons-
truida según el plano de la sala hipóstila de Kar-
nak: aquí como allí se ven en el centro grandes
columnas con capiteles caliculados; en los lados
columnas más bajas, con capiteles en forma de
capullo de loto, siendo los mismos los motivos que
se tuvieron presentes para la disposición de las
BUSTO DE LA REINA NEFERT-ARI EN ABU—SIMBEL columnas de diferente altura, é idénticos los medios
empleados para la disposición de la luz. Mas así como la sala gigantesca de Seti abruma el
espíritu y con su inmensa grandiosidad sume en la estupefacción el alma del espectador,
la que nos ocupa produce la impresión más agradable que pueda imaginarse, por lo bien
hallado de sus dimensiones, y por la maravillosa armonía del conjunto y de todas sus partea.
Tal vez en otro tiempo los treinta miembros del tribunal de Tébas reuníanse con su
presidente en este sitio para administrar justicia cobijados por los cuadros astronómicos que
decoran el techo. De las estatuas de los jueces, que, según se cuenta, habíanse labrado
desprovistas de manos, puesto que representaban personajes incorruptibles, no queda una
sola, ni siquiera la del presidente, que estaba en la actitud de mirar al suelo, por cuyo medio
quiso representarse á un hombre inaccesible á las súplicas. Los egipcios fueron los primeros