Page 413 - Egipto TOMO 2
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brigadas, de mucha parte de los escombros que lo llenaban: mas con todo esto los habitantes
de la aldea de Medinet Habu, acuden aún para proveerse de cascajo mezclado de salitre
para abonar sus campos. Todas las representaciones y todas las inscripciones que cubren
sus muros sirven para que el sabio que conoce ya el contenido del gran papiro de Harris.
acabe de formarse concepto cabal de los hechos realizados por Ramsés III , al cual llamaba
Herodoto el rico Rhampsinita, refiriéndonos del mismo no pocas leyendas.
Penetrase en el templo de Medinet Habu, por medio de una
construcción de un carácter especial (II) que ha solido tomarse por el
palacio del Faraón, y á la cual dan los egiptólogos franceses el nombre
de Pabellón. En realidad el rey no habitó en él más que en otros
patios y salas delante
templos ó memnonias. El conjunto de píleos,
del cual nos hallamos, estaba consagrado á la memoria v á los altos
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XX xxzxxz • hechos de su fundador , y servia de teatro para solemnidades de toda
especie, y especialmente la conocida con el nombre de la gran fiesta
de la Coronación ó de las Escaleras. El llamdo Pabellón, al cual
preceden dos pequeñas garitas y un muro almenado
[ | , se
^ I f componía de dos elevadas alas en forma de pirámides trun—
r32 » cadas, y de un cuerpo de edificio levantado entre las dos, en
el cual se hallaba practicado un pasadizo. El interior de este
edificio singular se halla dividido en dos pisos enlazados por
escaleras, contiene gran número de salas y aposentos,
y
sobre cuyos muros se distinguen notables bajo-relieves, que,
entre otros asuntos, ofrecen escenas de la vida privada del
rey, al cual, por ejemplo, vemos representado jugando al
ajedrez con algunas jóvenes. Mas no debe deducirse de
semejantes representaciones, que Ramsés III haya en tiempo
alguno habitado en los aposentos donde- se encuentran : en
todo caso deben ser comparadas á las muy conocidas escenas
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I í de la vida privada que se ven en las capillas funerarias de
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| los simples particulares, y es por lo tanto muy probable que
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el Pabellón servia de lugar de reunión á aquellos de los
plano del templo de medinet hábu
vasallos del Faraón que visitaban su memnonium. Situado
el espectador en el pasadizo mirando hácia el Oeste, descubre una de las más encantadoras
perspectivas. Al través de las puertas de los elevados píleos, el ojo penetra de uno en otro
patio, por en medio de columnas truncadas y de montones de escombros y ruinas, hasta
el mismo pié de la montaña líbica que cierra por el Norte este imponente espectáculo.
En cuanto se ha recorrido el pasadizo que atraviesa el Pabellón se topa con el segundo
de los más notables píleos que por sus dimensiones existen en todo el Egipto (III). Dejándolo
á la espalda, se llega á un vasto espacio cerrado (IV) que limitan, á la izquierda, un coi-redor