Page 44 - Egipto TOMO 2
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REJUVENECIMIENTO DE EGIPTO
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viajero abandonar los encantos del kiosco y del jardín; mas el guia nos da prisa manifestán-
donos que se espera al Sultán ántes de una hora. Una postrer mirada á la sala; un vistazo a
los leones, á las girafas, á los avestruces que en gran número se ven, debidamente enjaulados
al Oeste del parque, los cuales comunican una animación particular á ese
los primeros,
nos encontramos en el umbral de la puerta de salida. Encajándonos de
voluptuoso jardin, y
marchando al trote llegamos al cabo de breves momentos al
nuevo encima del borrico, y
puente colgante. Apenas llegados al cuartel principal del Cairo, que encierra también magni-
ficas habitaciones para el virey, distinguimos diferentes cavás que se' ocupan en apartar al
apartándonos nosotros mismos por propio impulso á un lado de la calle, tenemos
pueblo, y
KIOSCO DEL PALACIO DE GEZIREH
la fortuna de asistir á un espectáculo soberbio. El virey, seguido de su brillante acom-
pañamiento, se dirige al palacio de su madre, á la cual distingue honrosamente, hasta el
punto de tratarla como una reina, y pasa delante de nosotros en su carretela, que guia un
cochero inglés. Los caballos árabes de pura raza y los brillantes arneses son los mismos de
otros tiempos; mas en vano se desoja el viajero buscando aquellos trajes pintorescos,
aquellas riquísimas estofas, aquellos turbantes monumentales, aquellas armas relucientes que
constituyeron el arreo de los antiguos emires. Háse creido pagar tributo á la civilización
trocando todo eso por uniformes bordados, de hechura y gusto europeos. El tarbuche (fez),
que de dia en dia va ganando terreno sobre el turbante, usado ya exclusivamente por la
sociedad más distinguida, y con ella toda la gente oficial, empezando por el jetife, viene de