Page 64 - Egipto TOMO 2
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RESURRECCION DEL EGIPTO ANTIGUO
de más de un
acabado del trabajo de la cabeza y
detalle excelente, siquiera no haya verdadera propor-
ción en las diferentes partes del cuerpo. Bajo los
príncipes Saitas de la vigésima sexta dinastía, de los
cuales nos son conocidos los más célebres, tales como
Psammético I, por las historias de Herodoto; Neko II
por el viaje de exploración, en el cual sus buques do-
por su derrota
blaron el cabo de Buena Esperanza, y
en Carchemis, celebrada en los libros santos de los
judíos; Amasis por su prudente administración y su
amistad hacia Polvcrates, tirano de Samos, la escultu-
ra egipcia alcanzó un período de nuevo florecimiento,
cuyas manifestaciones son verdaderamente dignas de
aprecio. Xo vaya á creerse sin embargo que las obras
hijas de este renacimiento igualen por su verdad de
TESTA DEL ETIOPE TAHARKA
grandeza de sencillez á las procedentes
expresión y
del imperio antiguo en aspiración á lo ideal y en nobleza
y belleza de formas, especialmente á las producciones
más acabadas del tiempo de Seti I; mas en cambio se
distinguen ventajosamente por una simplicidad, una ele-
gancia y una morbidez que jamás alcanzaron las obras de
las primeras épocas. Xunca se han grabado sobre la
piedra ó trazado sobre el papiro jeroglíficos más expresi-
vos, ó dibujados con más exquisito sentimiento del estilo
que bajo la dominación de los Saitas, ni nunca se ha
llevado el pulimento de la piedra á mayor grado de per-
fección. Las labores de que se hallan cubiertos los sarcó-
fagos de basalto ó granito gris de los flabelliferos de la
vigésima sexta dinastía constituyen verdaderas maravi-
llas, y Mariette ha estado en lo justo concediendo lugar de
distinción al bellísimo grupo que descubrió en Sakkarah
en la tumba de Psammético. Vense en él de pié á Isis y
Osiris á derecha é izquierda de la vaca Hathor, que en
señal de protección apoya tranquilamente su cabeza, que
adornan el disco
y la doble pluma, sobre la estatua del
difunto Psammético. La figura de éste, la cabeza de la
'^aca, los i ostros de la divina pareja, constituven impor-
AMENIRITIS tantísimos fragmentos escultóricos.— En tiempo de los
descendientes de Amasis
al
el Egipto fué incorporado