Page 40 - COLOMBIA:
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sino de salir del infierno, de un infierno de intolerancia y de desamparo
                              circunscrito por la historia a la línea de nuestras fronteras.


                               Pero bastará dar ese paso inicial que nos arrebate al horror para que ya
                              sea posible soñar el país que Colombia, aleccionada por su historia,
                              puede llegar a ser. Tarde o temprano tendremos que pensar, no en una
                              economía   aislada   e   independiente,   cosa   imposible,   pero   sí   en   una
                              economía cuya primera prioridad sea la gente colombiana.

                                  Yo  sueño  un  país que esté unido  física y espiritualmente con los
                              demás   países   de   la   América   del   Sur.   Que   un   grupo   de   jóvenes
                              venezolanos o colombianos pueda tomar el tren en Caracas o en Bogotá
                              y viajar, si así lo quieren, hasta los confines de Buenos Aires. En un
                              mundo donde se hacen autopistas de isla en isla, no ha de ser imposible
                              tender ese camino de unidad entre naciones hermanas.

                               Yo sueño un país que cuando hable de desarrollo hable de desarrollo
                              para todos, y no a expensas del planeta sino pensando también en el
                              mundo que habitarán las generaciones futuras; que cuando hable de
                              industria nacional sepa recordar, como Gaitán, que industria son por
                              igual los empresarios, los trabajadores y los consumidores.


                              Yo sueño un país consciente de sus tierras, de sus árboles, de sus
                              mares y de sus criaturas, donde hablar de economía sea hablar de cómo
                              vive el último de los hijos de la república.

                              Yo sueño un país donde sea imposible que haya gentes durmiendo bajo
                              los puentes o comiendo basuras en las calles.

                              Yo   sueño   un   país   cuya   moneda   pueda   mostrarse   y   negociarse   en
                              cualquier lugar del planeta. Yo sueño un país que gane medallas en los
                              Juegos Olímpicos. Yo sueño un país de pueblos y ciudades hermosos y
                              dignos, donde los que tengan más sientan el orgullo y la tranquilidad de
                              saber que los otros viven dignamente.

                              Yo sueño un país inteligente, es decir, un país donde cada quien sepa
                              que todos necesitamos de todos, que la noche nos puede sorprender en
                              cualquier parte, que el carro se nos puede varar en las altas carreteras
                              solitarias, y que por ello es bueno que nos esforcemos por sembrar
                              amistad y no resentimiento.

                               Yo sueño un país donde un indio pueda no sólo ser indio con orgullo,
                              sino que superando esta época en que se lo quiere educar en los errores


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