Page 123 - Fantasmas
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rancis  permaneció  escondido  bajo la mesa  durante  lar-
              go rato,  esperando  a que  alguien viniera  y pusiera fin
      a todo aquello. Sentía latigazos de dolor en  el hombro  y un pul-
      so  acelerado  en  la garganta.  Nadie  vino.
            Transcurrido  un  tiempo,  salió y gateó hasta  donde  esta-
      ba su  padre. Buddy tenía  sólo la cabeza  apoyada en  la pared y
      el resto  del cuerpo  yacía desparramado  en  el suelo.  Siempre ha-
      bía sido un  hombre  extremadamente  delgado,  esquelético,  pe-
      ro  en  aquella postura,  con  la barbilla  caída  sobre  el pecho, de
      pronto  parecía  gordo y distinto,  con  doble  papada y mejillas
      flácidas.  Francis  comprobó  que  era  capaz  de acomodar  su  ca-
      beza en  las palas cóncavas  que ahora  eran  sus  manos...  y tam-
      bién  sus  armas  de matar.  En cuanto a Ella, se  sentía  incapaz
      de ver  lo que le había hecho.
            Le dolía el estómago  y notaba  de nuevo  la presión inten-
      sa y gaseosa  de por la mañana.  Deseaba  poder decirle  a alguien
      que lo sentía, que aquello era  algo horrible  y que le gustaría po-
      der volver  atrás, pero  no  había nadie  con  quien pudiera hablar
      y, aunque  lo hubiera,  no  le entenderían,  con  su  nueva  voz  de
      saltamontes.  Quería  llorar,  pero  en  lugar de eso  se  tiró varios
      pedos que mojaron la alfombra  de una  espuma  blanca y salpi-




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