Page 197 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz 187
moda, estaba provocativa, hacía movimientos obscenos que rebasa-
ban la sensualidad y que provocaba que todos la admiren y algunos
se babeen. Luego se disculpaba para ir al baño y demoraba dema-
siado en regresar. Hasta ese momento él no sospechaba nada, porque
no conocía el ambiente, ni tenía la más remota idea de quién era esta
misteriosa y ardiente mujer.
Pasaban las horas, ahora bailaban muy pegaditos, ella llevaba la ini-
ciativa en los movimientos, él ya estaba con unas copas demás y no
se daba cuenta de muchas cosas que sucedían a su alrededor. Se mar-
charon a la una de la madrugada, él ya totalmente embriagado por el
alcohol y la sensualidad de la mujer que lo besaba con ansiedad. En
la ruta de regreso, en cada semáforo ella aprovechaba para decirle al
oído que lo amaba y ansiaba ser amada, Richard se portaba apático,
no correspondía a las caricias de la mujer, era un estudiante dema-
siado tímido, aniñado, le inculcaron sus padres la frase “cuerpo sano
en mente sana”. Nunca le dijeron lo que es en realidad la frase “mente
sana”, lo mismo le sucedió a Euclides Santacruz, nunca le enseñaron
a interpretar la frase “El hombre es el arquitecto de su propio des-
tino”, nunca lo supo hasta el día de su muerte.
A la mañana siguiente, la madre de Richard tocó la puerta de su dor-
mitorio y pidió permiso para entrar. No fue buena la comedia.
-Anoche llegaste muy tarde hijo, nunca hiciste esto. Podrías expli-
carme quién es esa mujer, ¿la conoces bien?, ¿es tu compañera de
estudios?. ¿trabaja? ¿el lujoso auto es de ella?
-Se llama Katty, es una buena amiga, me la presentó mi compañera
Emilia Freire. Anoche fuimos a bailar a la discoteca Macondo.
-¿A una discoteca? Nunca en Chile bebiste alcohol, tenías tu enamo-
rada, ¿recuerdas a Silvia a quien le prometiste amor eterno? Tengo
miedo porque no sé dónde irá a parar todo esto, yo no confío nada
en esa mujer, las madres tenemos un sexto sentido. Mejor sigue el