Page 340 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz
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          “¿Y Arenal? No hubo consenso en la dirigencia del partido fundado
          en la capital del oriente boliviano. Fátima Campos Melgar no tuvo
          la suficiente habilidad y capacidad para llevar adelante a su partido,
          para participar en las elecciones de 1997”.
          Fue triste.

          “Luego de los funerales de Euclides Santacruz se convocó a una reu-
          nión de emergencia a la cúpula de Arenal con el fin de tomar deci-
          siones urgentes. Allí salieron otra vez a florecer rencillas personales
          que ensombrecieron la toma de decisiones. La Corte Nacional Elec-
          toral ya había distribuido las papeletas electorales con la foto de Eu-
          clides Santacruz Piérola y Fátima Melgar Campos, el binomio
          presidencial para los comicios del 1 de junio, el organismo electoral
          se negó a imprimir una nueva papeleta electoral con un nuevo bino-
          mio: Fátima Campos Melgar como candidata presidencial y a Bladi-
          mir Ballivián, exsenador por La Paz, candidato a la vicepresidencia
          por Arenal.

          La suerte estaba echada. La Corte Electoral le cerró las puertas al
          nuevo binomio presidencial por Arenal.

          Anastasio Santacruz convocó a una reunión urgente a la cúpula y
          principales dirigentes de Arenal cuando apenas faltaban cuatro días
          para los comicios. Instalada la reunión-cumbre comenzaron las aca-
          loradas discusiones, Anastasio Santacruz fue claro. “Yo hice una mi-
          llonaria inversión porque quería que mi hijo triunfe. No acuso a nadie
          de ustedes. Creo en ustedes y lo hicieron bien, pero ha llegado la hora
          de tomar medidas drásticas. Yo ya no aportaré ni un centavo más a
          la sigla Arenal. Mi único hijo está muerto, lo que sí sé es que yo in-
          vestigaré a los culpables y no los perdonaré. A mi regreso de “El Pa-
          raíso Escondido” junto a “el Napolitano” aclararemos esto, le duela
          a quien le duela. El hombre que tengo en la mira se llama Alain Cen-
          turión y no lo perdonaré”
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