Page 40 - Libro Catecumeno
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•  La clave de ese primer discurso de Jesús es la frase: “Hoy se ha
                     cumplido este pasaje de la Escritura”. Aquél “Mesías-Salvador”
                     que los judíos esperaban, liberador de su pueblo, era él: Jesús.
                        No sólo los judíos esperaban un liberador. También noso-
                        tros/as, en este tiempo, necesitamos una mano amiga: al-
                        guien que nos ayude sinceramente, que nos dé seguridad,
                        que nos indique el camino.
                  •  La gente de Nazaret al inicio se mostró admirada ante Jesús,
                     pero luego (leer Lucas 4,22-30) lo rechazan. Es que frente a Je-
                     sús hay que tomar partido: o lo aceptas o lo rechazas.
                  •  Este tiempo es para decidir y tomar partido. Somos invitados/as
                     a elegir lo mejor: elegirlo a él. Jesús es un líder exigente, como
                     los buenos entrenadores deportivos, porque quiere sacar lo me-
                     jor de nosotros.

                  5. PLEGARIA

                    Releemos este pasaje de Jesús en la sinagoga de Nazaret y
                  oramos a partir de él.
                  •  “Según su costumbre entró un sábado en la sinagoga...” Jesús,
                     se nota que acostumbrabas ir al lugar de oración. Yo antes reza-
                     ba; últimamente se me hace más difícil. Enséñame a orar.
                  •  “Se puso en pie para ha-
                     cer la lectura…” No siem-
                     pre me atrevo a tomar la
                     iniciativa; Jesús, tú sí que
                     eras libre, no tenías temor,
                     simplemente haces lo que
                     debes.  Es  otra  cosa  que
                     quiero aprender de ti.
                  •  “Abrió el libro de Isaías
                     y  encontró  el  pasaje  que
                     dice: ‘El Espíritu de Dios está conmigo”.
                     Jesús, tú afirmas que tienes el Espíritu de Dios. Yo, ¿qué espíritu
                     tengo? A veces me mueven “espíritus” que no son buenos. ¡Ne-
                     cesito de ti, Jesús! ¡Comunícame ese Espíritu bueno.
                  •  “Todos  tenían  los  ojos  fijos  en  él”.  También  yo  quiero  mirarte,
                     Jesús. Y escucharte, observarte. Hay gente que observo e imito



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