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La otra orilla

y en todo el día domingo con otro
talante y pensar
y hasta en la música de un organillero
con su mono danzarín
tendrías entonces la facultad de la pertenencia
a la vastedad creada por Dios
y sentirte no solo del día domingo
sino de todos los días ilimitados
y volcarte naturalmente a la vida
por todo ello
no entres
no deberías entrar
mejor es que pases de largo
que sigas andando hasta que llegue el ocaso
y se fatigue lo creado
o hasta que los pájaros se animen a cantar
o se quede dormido el mono del organillero
y hasta el mismo organillero
y destierres la melancolía del día domingo
y nunca más toques fondo
ni habites en él
es buena la fatiga como recurso
de la evasión
sobre todo hoy en que deseas entrar
a sabiendas que es mejor no hacerlo
y camines hasta consumirte los pies
o dejar de sentir el cuerpo de lo extenuado
sin aliento para entrar
y escapar de los descensos dantescos
es mi consejo
un buen consejo se debe escuchar
más aún hoy que transitas como
en socavón de mina
perdiendo el equilibrio en la oscuridad
94 y eso no es bueno
no es saludable para alguien como tú
que una vez escribió una sextina
exaltando la vida
ese debe ser tu prevalecer
tu aire de vida
pero no se puede forzar la situación
cuando de por medio existe
cierto determinismo psicológico
un destino predeterminado
por eso (ya lo veo)
te detendrás y entrarás decidido a la casa
con toda la atmósfera densa que te ha traído
y te encorva con su peso la espalda
subirás peldaño tras peldaño
hasta la segunda planta