Page 107 - Encuentra tu persona vitamina
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— Si había alguna otra figura que pudiera aportar afecto y seguridad en
el entorno, minimizando el daño.
— La duración del trauma.
— La personalidad de base del niño. En una familia de varios hermanos
o incluso gemelos que atraviesan la misma situación conflictiva, la
respuesta puede ser distinta (de hecho, suele serlo) porque cada uno
viene con un temperamento y una resiliencia diferente.
La resiliencia, como bien explica Boris Cyrulnik, es ser capaces de iniciar
un nuevo camino tras sufrir un trauma. Tras padecer una adversidad, remonta
y vuelve a comenzar.
La persona resiliente tiene unos pilares en su personalidad que le ayudarán
a que, a pesar de los momentos duros que la vida pueda traer, siga adelante.
Muchos de esos pilares se forjan en la infancia: la seguridad que le
transmiten sus padres, un entorno sano y no agresivo, la capacidad de sentirse
apoyado en momentos difíciles, etc.
Si un niño vive una situación donde existe el conflicto constante entre los
padres y donde no se siente querido y seguro, desarrollará una personalidad
mucho más vulnerable para el futuro.
Según el temperamento de cada hijo, la interacción con los cuidadores
debe ser lo más sana posible para ayudarle a sacar su máximo potencial.
Cada historia es un mundo y la biografía de los padres está llena de vaivenes
que afectan al equilibrio de los hijos en muchos momentos.
Si unos padres consiguen inculcarles un apego seguro, este será como una
«vacuna» que le proteja para no desmoronarse en el futuro. En cambio,
aquellos con apego inseguro pueden derrumbarse ante acontecimientos de
toda índole: la pérdida de un trabajo, el suspenso de un hijo, un diagnóstico
médico o un conflicto con amigos. Cuando alguien viene «herido», todo se
transforma en factor de estrés. Aquí radica la diferencia con los que tienen un
apego seguro que suelen saber cómo enfrentarse a lo que va sucediendo en su
día a día de la mejor manera.
Este tipo de apego inseguro se puede subdividir a su vez en:
1. ANSIOSO-AMBIVALENTE