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añejo, fresco o cotija, tortillas y un vaso con rajas o

chipotles, y un jarro con café, como ustedes se

imaginan yo era gratificado con dos o tres tacos, que
para disfrutarlos sacrificaba parte de mi recreo.

El curso dio principio de golpe y porrazo con los

odiados quebrados, era puro cuento lo de complicado y

difícil, cuando el profesor Morales enseñaba todo se

entendía fácil y rapidamente, el siempre decia:

“Si no entienden algo pregunten, si ustedes no

preguntan jamás aprenderán”, su clase se disfrutaba y
volaba el tiempo.

Una tarde después de terminada mi tarea fui a la casa

de la señorita Elena, por Juan Luís, mi primo, era hijo

de mi tía Sarita y mi tío Luís, el cual tenía otra familia,

Entonces el control de la casa y de muchas otras cosas

lo llevaba la señorita Elena, ó sea eran dos casas, en

una vivía mi tía con sus tres hijas y Juan Luís, y en la
otra las señoritas y sus sobrinos, solo dormir era lo que

se hacía en la casa de mi tía, comer, cenar, desayunar

eventos especiales, estudio, castigos, premios, visitas y

permisos los controlaba la señorita Elena.

Toque la puerta, un momento después apareció mi tía

a la que salude efusivamente, me informó que Juan

Luís estaba en la biblioteca haciendo su tarea, le

pregunté que si terminando podía salir, en ese momento

entraba Doña Elena quien respondió que el padre Juan
Luís

saldría siempre y cuando leyéramos en voz alta durante