Page 5 - Hauser
P. 5

Historia social  de  la literatura  y el  arte








                  nales del rococó, procedentes del Barroco, se disuelven sólo paula­


                  tinamente y no son sustituidos sino por las características del gus­


                  to artístico burgués.



                            El ataque a la tradición del Barroco-rococó proviene de dos di­


                  recciones  distintas,  pero  está  orientado  en  ambas  hacia  el  mismo


                  ideal  artístico  opuesto  al  gusto  cortesano.  El  emocionalismo  y  el



                  naturalismo  representados  por  Rousseau  y  Richardson,  Greuze  y


                  Hogarth es una de las direcciones, y el racionalismo y el clasicismo


                  de Lessing y  Winckelmann, de Mengs y  de  David  es  la otra.  Am­



                  bas  oponen a la  bambolla cortesana el  ideal de  sencillez y  la serie­


                  dad de un concepto puritano de la vida.  En Inglaterra,  la transfor­


                  mación  del arte  cortesano en  burgués  se  consuma  más  pronto y se


                  realiza más radicalmente que en  la misma Francia,  donde la tradi­



                  ción barroco-rococó perdura subterránea y es perceptible todavía en


                  el romanticismo. Pero al finalizar el siglo no hay en Europa sino un


                  arte  burgués,  que es  el decisivo.  Se puede establecer  una dirección



                  artística  de  la  burguesía progresiva  y  otra  de  la  burguesía  conser­


                  vadora,  pero  no hay  un  arte  vivo que  exprese  el  ideal  aristocrático


                  y sirva a los propósitos cortesanos.  Rara vez se ha consumado en la


                  historia del arte y la cultura la transferencia de la dirección de  una



                  clase  social  a  otra  con  tanta  exclusividad  como  ahora,  cuando  la


                  burguesía desplaza completamente a la aristocracia, y el cambio de


                 gusto,  que  sustituye  la  decoración  por  la  expresión,  no  deja  nada


                 que desear en punto a claridad.



                            Naturalmente,  no  es  ia primera  vez  que  la  burguesía aparece


                 en  escena  como  mantenedora  del  gusto.  En  los  siglos  XV  y  XVI


                 había por todas partes en Europa un arte dominante de cuño deci­



                 didamente  burgués:  hasta el  Renacimiento  tardío y  la era del  ma­


                  nierismo y del Barroco,  no fue desplazado y sustituido por las crea­


                 ciones  del  estilo  cortesano.  Pero  en  el  siglo  XVIII,  cuando  la



                  burguesía  consigue  el  poder  económico,  social  y  político,  se  di­


                 suelve  de  nuevo el arte  representativo cortesano, que  había conse­


                 guido  mientras  tanto ascender a una validez  general,  y  deja  luego


                 que el gusto burgués domine ilimitadamente. Sólo en Holanda ha­



                 bía  en  el  siglo  XVII  un  arte  burgués  de  gran  altura,  que  era,  por


                 cierto, más radical y consecuentemente burgués que el del  Renad­






                                                                                      ío
   1   2   3   4   5   6   7   8   9   10