Page 135 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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EL PRINCIPE 97
un procedimiento que no falla nunca: cuando veas que el
ministro piensa más en sí mismo que en ti, y que en todas
las acciones persigue su propio provecho, puedes estar se-
guro que no será nunca buen ministro ni podrás fiarte ja-
más de él; porque quien tiene en sus manos el gobierno de
otro4 no debe pensar jamás en sí mismo sino en el prín-
cipe, ni recordarle jamás cosa alguna que no sea de su in-
terés. Y por otro lado, el príncipe, para mantenerle fiel,
debe pensar en el ministro honrándole, enriqueciéndole,
obligándole, confiriéndole honores y cargos para que vea
que no puede vivir sin él>; y al mismo tiempo los muchos
honores no le hagan desear más honores, ni las muchas ri-
quezas ambicionar más, y los muchos cargos le hagan te-
mer los cambios. Cuando, pues, los ministros y los prínci-
pes actúan así, pueden confiar unos en otros; si no, las co-
sas acabarán mal o para uno o para otro.
XXIII
Quomodo adulaltores sin: /ugendi 1
2
No quiero descuidar un tema importante y un error
del que difícilmente se defienden los príncipes a menos
que sean prudentísimos o capaces de buena elección. Se
trata de los aduladores, de los que las cortes están llenas,
porque los hombres se complacen tanto en las cosas pro-
pias, y se engañ.an hasta tal punto en ello, que muy di-
fícilmente saben defenderse de esta peste; y queriéndose de-
fender de ella corren el peligro de convertirse en alguien des-
4 En el original: «Quello che ha lo stato di uno in mano»: es decir que
administra el poder pór cuenta del príncipe.
1 Este él, se refiere, claro, al príncipe sin el que el ministro no sería
nadie.
1 De cómo hay que huir de los aduladores.
2 Según Burd, este es el único texto, en toda la obra de Maquiavelo,
en el que habla larga y detalladamente de los aduladores. Tanto él como
más tarde Gilbert citan gran número de precedentes de esta problemática
de la adulación, tan enraizada en la tradición del pensamiento político y
de la preceptística del príncipe.