Page 17 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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ESTUDIO PRELIMINAR XVII
en su propio campo de conocimiento. Las cosas funcionan
de una cierta manera, y puede que esto resulte lamentable
para un hombre de principios, pero es un hecho real que
hay que aceptar con la frialdad de quien pretende un cono-
cimiento objetivo y susceptible de aplicación práctica.
Por eso, la nueva ciencia política declara su indiferencia
moral del mismo modo y por los mismos motivos que se abs-
tiene de pronunciarse en cuestiones de física o aritmética.
La ruptura con el universo mental del medievo se plasma en
esta secularización de la vida política, donde comienzan a
predominar valores de éxito, eficacia y bienestar, que han
nacido en el seno de las ciudades y que, desde entonces y
progresivamente, serán señas de identidad de una concien-
cia burguesa en ascenso.
Para que un político pueda poner en práctica sus planes,
debe vencer una serie de limitaciones, adelantarse al futuro,
ser previsor, flexible, con buenos reflejos para reconocer y
aprovechar las ocasiones. Esto no es fácil, porque no sólo se
necesita conocimiento, sino intuición y experiencia, y la vi-
da del hombre es muy corta para permitir que cada uno aco-
pie directamente tal tesoro de destreza. Afortunadamente,
contamos con una maestra maravillosa y sapientísima: la his-
toria. Quien sabe leerla e interpretarla cuenta con un auxi-
lio inapreciable para construir el futuro y comprender el pre-
sente. Por eso, los antiguos nos ofrecen una lección impaga-
ble y siempre actual. Maquiavelo descubre que la antigüe-
dad nos pone en la mano una herramienta eficacísima para
configurar la vida comunitaria, si sabemos analizar la histo-
ria críticamente, desentrañando las causas que determina-
ron que los acontecimientos transcurrieran así y no de otra
manera.
Para que el conocimiento histórico sea provechoso para la
acción, se requiere, además, partir de la creencia en que la
naturaleza humana permanece, en lo esencial, idéntica. Só-
lo este presupuesto garantiza que lo aprendido en el pasado
pueda tener aplicación práctica para el futuro. Maquiavelo
estudia la historia desde una fe rotunda y esperanzada en
la invariabilidad de nuestra naturaleza. No hemos cambia-
do, como no lo ha hecho el curso de los astros. Esto le per-