Page 42 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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4  NIGOLAS MAQUIA VELO

      gidas ahora en un pequeño  volumen, mando  a Vuestra
      Magnificencia.
        Y aunque juzgo esta obra indigna de seros presentada,
      tengo, no obstante, confianza en que vuestra benevolencia
      querrá aceptarla, teniendo en cuenta que yo no puedo ha-
      ceros ningún presente mejor que el de ofreceros la facultad
      de poder en brevísimo tiempo comprender todo cuanto yo,
      en tantos años y  con tantas incomodidades y  peligros he
      conocido y aprendido. Esta obra no la he adornado ni re-
      llenado con amplios párrafos o ampulosas y solemnes pa-
      labras o con cualquier otro ornamento  o artificio formal
      con los que muchos acostumbran a describir y adornar sus
      cosas, porque he querido o que nada la distinga o que tan
      sólo la variedad de la materia y la gravedad del tema la ha-
      gan grata. Y no quisiera tampoco que se tuviera por pre-
      sunción el que un hombre de baja e ínfima condición se
      atreva a discurrir y  dar normas sobre el gobierno de los
      príncipes; porque así como aquellos que dibujan paisajes
      se sitúan en los puntos más bajos de la llanura para estu-
      diar la naturaleza de las montañas y de los lugares altos, y
      para considerar la de los lugares bajos ascienden a lo más
      alto de las montañas, igualmente, para conocer bien la na-
      turaleza de los pueblos hay que ser príncipe y para conocer
      bien la de los príncipes hay que ser del pueblo.
        Reciba, pues, Vuestra Magnificencia este pequeño pre-
      sente con el mismo ánimo con que yo os lo envío: y si lo
      leéis y meditáis atentamente, descubriréis en él mi más pro-
      fundo deseo: que logréis conseguir aquella grandeza que la
      fortuna vuestra y vuestras otras cualidades os prometen  4•


        4   En el capítulo XXVI Maquiavelo propondrá a los Medici que se con-
      viertan en los líderes del movimiento que ha de salvar a Italia del domi-
      nio extranjero. Es además en este párrafo donde Maquiavelo ha concen-
      trado toda la adulación de esta dedicatoria, que no podemos decir sea exa-
      gerada, sobre todo en comparación con tantas y ramas otras dedicatorias
      de la época o de siempre; ni en alguien rnn desesperado como él por en-
      contrar un receptor que tenga en cuenta su larga y. variada experiencia,
      esos quince años que no ha perdido en vano: «Per questa cosa, quando la
      fussi letra, si vedrebbe che quindici anni che io sono staro a studio all'arte
      dello stato, non gli ha ne dormiti ne gioucari; et devorrebbe chiascheduno
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