Page 49 - Manolito Gafotas
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La invité a mi casa. Mejor para mí, porque mi casa tiene calefacción y el
      parque del Ahorcado, no. Mi madre nos puso unos cojines en el suelo para que no
      le ensuciáramos el sofá, que lo puso nuevo hace cinco años. Es que el día anterior
      le había dicho yo a mi madre:
        —Mañana viene a merendar la Susana Bragas-sucias.
        Mi madre me echó la bronca porque dice que eso es lo peor que se le puede
      decir a una chica y que lo mejor que se puede hacer con las bragas de una chica
      es no mirarlas y en paz. Pero di que cuando vino la Susana y se subió el vestido
      para  sentarse  en  el  sofá,  que  es  lo  que  hace  siempre,  subirse  el  vestido  para
      sentarse  donde  sea,  mi  madre  fue  la  primera  en  mirar  cómo  las  llevaba.  Y
      decidió ponernos el cojín en el suelo. Luego, me llamó a la cocina para darme
      los colacaos y me dice la tía así, bajito:
        —¿Qué pasa, que su madre no le da una muda limpia todos los días?
        Y yo le tuve que explicar que sí, pero que lo de las bragas de la Susana era un
      caso para llevar al programa « Misterios sin resolver» . Su madre, que había ido a
      hablar  con  la  sita  Asunción,  decía  que  las  bragas  se  le  manchaban  de  tierra
      aunque llevara el chándal y que haría falta que vinieran a España científicos de
      todo el mundo para saber por qué unas bragas que salían blancas de casa por la
      mañana dentro de un chándal, a la hora de comer se habían vuelto negras: ¿Por
      qué? Nadie puede explicárselo, es uno de los grandes enigmas del planeta Tierra.
      Le estaba dando estas explicaciones a mi madre cuando va y me dice:
        —Bueno, Manolito, basta de bragas, que coges un tema y no hay quien te
      saque. Vete con tu amiga.
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