Page 54 - Manolito Gafotas
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observador; no sé cómo no le extrañó ese gesto de generosidad por mi parte.
Me lo pasé bestial en kárate. Mi profesor me dijo que tenía que hacerle una
llave a un gigante gigantesco de 5° B. Por un momento, pensé que mi profe se
había vuelto loco o que quería acabar conmigo para siempre. Mi profe me
explicó la llave. Yo siempre entiendo la teoría de mi profe, incluso me la imagino
en mi cabeza. Me imagino pegando unos saltos tipo Kárate Kid en el cañón del
Colorado, pero luego todo se joroba en la práctica, no me lo explico. Mi abuelo
dice: « Así es la vida» .
Bueno, pues no te lo vas a creer, pero le hice la llave a la mole humana de 5°
B. Fue como darle una patada a una montaña: el tío no se movió del sitio, pero yo
la llave se la hice. Lo malo es que con el salto se me fueron las gafas por los
aires, y eso que mi madre me las había atado con una goma al cerebro. Me lo
pasé bestial en kárate y todavía me lo pasé mejor cuando mi madre dijo que a
ella le trae sin cuidado que yo ande como un chino, pero que ya no vuelvo a
kárate, que ella no paga más gafas nuevas este año.
Ésa es la mejor noticia de la temporada; estaba harto de pelearme con todas
las rocas del colegio.
Al día siguiente, cuando le contaba al Orejones que ya jamás volvería a
Kárate, a no ser que España fuera invadida por los japoneses, él me dijo:
—Chachi, que se vaya la Susana todas las tardes contigo. Ayer rompió en mi
casa el mando a distancia. Ella era la princesa de Aladino y yo su genio, pero lo
de frotar una lámpara le parecía muy antiguo, así que dijo que me iba a dar las
órdenes con el mando a distancia. A las dos horas le dije que estaba harto de
obedecerla y me tiró el mando a distancia a la cabeza. Mi madre me ha dicho
que si no me podía buscar otra novia menos gamberra.
—Pero ¿es que también era tu novia?
Nos pusimos a discutir sobre quién había traicionado a quién, pero al minuto y
medio nos dimos cuenta de que era una tontería porque la Susana tiene más
novios que niños hay en mi colegio. También tiene novios en la escuela de
enfrente, en su escalera y en Las Navas del Marqués, que es el pueblo de su
madre. Casi todos los niños españoles son novios de la Susana.
El Orejones y yo íbamos hablando de esto de camino a casa. Éramos como
dos grandes amigos con el mismo problema, como en las películas, que al final
se ve a dos grandes amigos que se van andando entre el frío y una niebla
terrorífica. Con lo bien que nos estábamos llevando, no sé por qué la cosa se lió y
volvimos a discutir por quién tenía más derecho a ver el demonio de Tasmania
con la Susana por las tardes.
La cosa estaba muy clara: ninguno de los dos quería cargar con la Susana
pero tampoco queríamos que pasara la tarde con nuestro mejor amigo. Ante
estas terribles situaciones, mi abuelo dice: « Así de raras somos las personas» .
Bueno, estábamos ya a punto de pegarnos por algo que no queríamos ninguno