Page 59 - Manolito Gafotas
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Te voy a contar la historia de mi terrible castigo desde el principio de los
tiempos:
Esto era un niño estupendo que vivía en el barrio de Carabanchel, un niño
cachas y bastante listo, no había otro como él, se llamaba Manolito Gafotas, y no
sé si te has percatado pero ese magnífico niño era yo. Y ese tío sin igual se
levanta un terrible lunes —el lunes pasado— y piensa: « Hoy tengo un examen
de Conocimiento del Medio y no tengo ni puñetera idea» . Llamó a su madre ese
niño —yo— y le dijo:
—Mamaíta querida, creo que me está subiendo la fiebre por momentos.
Y la madre del niño, la mía, me tocó la frente y me contestó con cruel
indiferencia:
—Manolito, vístete que llegas tarde.
—¿Y si cuando esté en el colegio me sube a 38°? ¿No crees que es mejor
prevenir que curar? —le dije yo, que nunca pierdo la esperanza de engañar algún
día a mi madre.
—Caliente te voy a poner yo como no te levantes ya.
No había nada que hacer. Cuando mi madre se pone así me doy cuenta de
que no se parece nada a las madres de las canciones y de las poesías: esas
madres deben vivir en América en chalés de dos plantas.
Me fui al colegio y me senté en el pupitre como si me sentara en la silla
eléctrica. Le dije al Orejones, que es mi compañero de pupitre y mi gran amigo
aunque a veces sea un cerdo traidor: