Page 89 - Manolito Gafotas
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Cuando nos estábamos poniendo el pijama, mi abuelo nos decía:
—Uno, dos y tres.
Y el Imbécil y yo gritábamos con todas nuestras fuerzas:
—¡Viva la paz mundial!
Lo estábamos pasando bestial hasta que vino el plasta del vecino de arriba a
protestar por el follón. Estaba claro que el famoso lema de la sita Asunción
siempre traía problemas a nuestras vidas.