Page 130 - Frankenstein
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era una buena chica, y poseía cualidades que
   prometían una vida feliz. Ahora todo estaba a
   punto de acabar en una ignominiosa tumba por
   mi culpa. Mil veces hubiera preferido confe-
   sarme yo culpable del crimen que se le atribuía
   a Justine, pero me encontraba ausente cuando
   se cometió, y hubieran tomado semejante decla-
   ración por las alucinaciones de un demente, por
   lo que tampoco hubiera servido para exculpar a
   la que sufría por mi culpa.
     El aspecto de Justine al entrar era sereno. Iba
   de luto; y la intensidad de sus sentimientos da-
   ban a su rostro, siempre atractivo, una exquisita
   belleza. Parecía confiar en su inocencia. No
   temblaba,  a  pesar  de  que  miles  de  personas  la
   miraban y vituperaban, pues toda la bondad
   que su belleza hubiera de otro modo desperta-
   do quedaba ahora ahogada, en el espíritu de los
   espectadores, por la idea del crimen que se su-
   ponía que había cometido. Estaba tranquila; sin
   embargo esta tranquilidad era evidentemente
   forzada; y puesto que su anterior aturdimiento
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