Page 134 - Frankenstein
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mercado no era de extrañar, puesto que no
había dormido en toda la noche, y la suerte de
William aún estaba por saber. Respecto a la
miniatura, no podía aclarar nada.
Sé bien cuánto pesa esto en mi contra ––
continuó la entristecida víctima—, pero no pue-
do dar explicación alguna. Tras expresar mi
total ignorancia en este punto no me queda más
que hacer conjeturas acerca de cómo pudo lle-
gar a mi bolsillo. Pero aquí también me encuen-
tro con otra barrera, pues no tengo enemigos y
no puede haber nadie tan malvado como para
querer destruirme de forma tan deliberada.
¿Fue acaso el propio asesino el que la puso allí?
Pero no veo cómo hubiera podido hacerlo, y
además, ¿qué finalidad tendría robar la joya
para desprenderse de ella tan pronto?
»Confío mi suerte a la justicia de mis jueces, si
bien veo poco lugar para la esperanza. Ruego se
haga declarar a algún testigo respecto de mi
reputación, y si su testimonio no prevalece so-