Page 267 - Frankenstein
P. 267
gún momento a querer consolarlo; pero cuando
lo miraba, cuando veía esa masa inmunda que
hablaba y se movía, me invadía la repugnancia,
y mis compasivos sentimientos se tornaban en
horror y odio. Intentaba sofocar esta sensación;
pensaba que, ya que no podía tenerle ningún
afecto, no tenía derecho a denegarle la pequeña
parte de felicidad que estaba en mi mano con-
cederle.
––Juras le dije–– que no causarás más
daños; ¿no has demostrado ya un grado de
maldad que debiera, con razón, hacerme des-
confiar de ti? ¿No será esto una trampa que
aumentará tu triunfo, al otorgarte mayores po-
sibilidades de venganza?
––¿Pero cómo? Creí haberte conmovido, y, sin
embargo, sigues negándote a concederme lo
único que amansaría mi corazón y me haría
inofensivo. Si no estoy ligado a nadie ni amo a
nadie, el vicio y el crimen deberán ser, forzo-
samente, mi objetivo. El cariño de otra persona
destruiría la razón de ser de mis crímenes, y me