Page 322 - Frankenstein
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las ondulaciones de la tierra y divisé al fin un
campanario que asomaba por detrás de una
colina. A causa de mi estado de extrema debili-
dad, decidí dirigirme directamente al pueblo
como el lugar donde más fácilmente encontra-
ría alimento. Afortunadamente llevaba dinero
conmigo. Al doblar el promontorio vi ante mí
un pequeño y aseado pueblo y un buen puerto
en el que entré con el corazón rebosante de ale-
gría tras mi inesperada salvación.
Mientras me ocupaba en atracar la barca y
arreglar las velas, varias personas se aglomera-
ron a mi alrededor. Parecían muy sorprendidas
por mi aspecto, pero en lugar de ofrecerme su
ayuda murmuraban entre ellos y gesticulaban
de una manera que, en otras circunstancias, me
hubiera alarmado. Pero en aquel momento sólo
advertí que hablaban inglés, y, por tanto, me
dirigí a ellos en ese idioma.
––Buena gente dije––, ¿tendrían la bon-
dad de decirme el nombre de este pueblo e in-
dicarme dónde me encuentro?