Page 317 - Frankenstein
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ello: tenía que empaquetar mis instrumentos de
química, para lo cual era preciso que entrara en
la habitación donde había llevado a cabo mi
odioso trabajo, y tenía que tocar aquellos ins-
trumentos, cuya simple vista me producía náu-
seas. Cuando amaneció, al día siguiente, me
armé de valor y abrí la puerta del laboratorio.
Los restos de la criatura a medio hacer que
había destruido estaban esparcidos por el suelo
y casi tuve la sensación de haber mutilado la
carne viva de un ser humano. Me detuve para
sobreponerme, y entré en el cuarto. Con manos
temblorosas saqué los instrumentos de allí; pe-
ro pensé que no debía dejar los restos de mi
obra, que llenarían de horror v sospechas a los
campesinos. Por tanto, los metí en una cesta,
junto con un gran número de piedras, y, apar-
tándola, decidí arrojarla al mar aquella misma
noche; en espera de lo cual me fui a la playa a
limpiar mi material.
Desde la noche en que apareciera aquel dia-
blo, mis sentimientos habían cambiado total-