Page 174 - La Ilíada
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hermano para protegerlo, envasó la lanza a Prómaco, el beocio, cuando éste
cogía por los pies al muerto e intentaba llevárselo. Y enseguida jactóse
Acamante grandemente, dando recias voces:
479 —¡Argivos que sólo con el arco sabéis combatir y nunca os cansáis de
proferir amenazas! El trabajo y los pesares no han de ser solamente para
nosotros, y algún día recibiréis la muerte de este mismo modo. Mirad a
Prómaco, que yace en el suelo, vencido por mi lanza, para que la venganza por
la muerte de un hermano no sufra dilación. Por esto el hombre que es víctima
de alguna desgracia, anhela dejar un hermano que pueda vengarle.
486 Así dijo. Sus jactanciosas frases apesadumbraron a los argivos y
conmovieron el corazón del aguerrido Penéleo, que arremetió contra
Acamante; el cual no aguardó la acometida del rey Penéleo. Éste hirió a
Ilioneo, hijo único que a Forbante —hombre rico en ovejas y amado sobre
todos los troyanos por Hermes, que le dio muchos bienes— su esposa le había
parido: la lanza, penetrando por debajo de una ceja, le arrancó la pupila, le
atravesó el ojo y salió por la nuca, y el guerrero vino al suelo con los brazos
abiertos. Penéleo, desnudando la aguda espada, le cercenó la cabeza, que cayó
a tierra con el casco; y, como la fornida lanza seguía clavada en el ojo, cogióla,
levantó la cabeza cual si fuese una flor de adormidera, la mostró a los troyanos
y, blasonando del triunfo, dijo:
501 —¡Teucros! Decid en mi nombre a los padres del ilustre Ilioneo que le
lloren en su palacio; ya que tampoco la esposa de Prómaco Alegenórida
recibirá con alegre rostro a su marido cuando, embarcándonos, nos vayamos
de Troya los aqueos.
506 Así habló. A todos les temblaban las carnes de miedo, y cada cual
buscaba adónde huir para librarse de una muerte espantosa.
508 Decidme ahora, Musas, que poseéis olímpicos palacios, cuál fue el
primer aqueo que alzó del suelo cruentos despojos, cuando el ilustre Poseidón,
que bate la tierra, inclinó el combate en favor de los aqueos.
511 Ayante Telamonio, el primero, hirió a Hirtio Girtíada; Antíloco hizo
perecer a Falces y a Mérmero, despojándolos luego de las armas; Meriones
mató a Moris a Hipotión; Teucro quitó la vida a Protoón y Perifetes; y el
Atrida hirió en el ijar a Hiperenor, pastor de hombres: el bronce atravesó los
intestinos, el alma salió presurosa por la herida, y la obscuridad cubrió los ojos
del guerrero. Y el veloz Ayante, hijo de Oileo, mató a muchos; porque nadie le
igualaba en perseguir a los guerreros aterrorizados, cuando Zeus los ponía en
fuga.