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Mi maestro siempre tiene ante sus ojos las observaciones de todas
             las épocas junto con las suyas propias, reunidas en orden como en
             catálogos; entonces, cuando se debe extraer alguna conclusión o
             hacer alguna contribución a la ciencia o a sus principios, procede
             desde las más antiguas observaciones hasta las suyas propias, bus-
             cando las relaciones mutuas que las armonicen a todas ellas; el re-
             sultado así obtenido [ ... ] lo compara con las hipótesis de Ptolomeo
             y de los antiguos; y, habiendo realizado un examen más cuidadoso
             de estas hipótesis, encuentra que las pruebas astronómicas requieren
            ser rechazadas por él; supone nuevas hipótesis, no sin inspiración
             divina y favor de los dioses; aplicando las matemáticas establece
             geométricamente las conclusiones que pueden ser extraídas por me-
             dio de una inferencia correcta; entonces armoniza las observaciones
             antiguas y las suyas propias con las hipótesis que ha adoptado; y,
             después de realizar todas estas operaciones, finalmente redacta las
            propias leyes de la astronomía.

             No cabe duda de que, más allá de su trascendental hallazgo,
         el heliocentrismo, Copérnico es el primer ejemplo de científico
         moderno. Su influencia en la ciencia posterior ha sido enorme,
         difundiéndose sus ideas y su dinámica de trabajo, logrando ambas
        una aceptación unánime. Pero esa difusión no fue sencilla.





         TIEMPOS DE PERSECUCIÓN

        La obra de Copérnico no había dejado indiferente a los teólogos
        protestantes. Aunque sin la ayuda de algunos miembros de la Igle-
        sia reformada hubiera sido imposible publicar las ideas copernica-
        nas, lo cierto es que Lutero, Melanchton y Calvino se manifestaron
        abiertamente opuestos a una teoría que consideraban que era con-
        traria a las Sagradas Escrituras. Tanto luteranos como calvinistas
        se posicionaron en contra de la nueva visión del cosmos. Sin em-
        bargo, el carácter descentralizado de las iglesias protestantes no
        favoreció la existencia de mecanismos para perseguir a los estu-
        diosos que se adhirieron al modelo heliocéntrico.





                                         UN  MODELO QUE PERDURA PESE A TODO   135
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