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testantes. El alemán Johannes Kepler, el español Diego de Zúñiga,
                    el inglés Thomas Digges y los italianos Paolo Antonio Foscarini,
                    Galileo Galilei y Giordano Bruno se convirtieron, de una manera
                    u otra, en abogados de la nueva cosmología y aprobaron abierta-
                    mente una interpretación no literal de la Biblia en temas relacio-
                    nados  con  la naturaleza,  siguiendo  el  espíritu  de  Agustín  de
                    Hipona, Ockham, Buridan, Oresme y Cusa. La reacción de la Curia
                    fue inmediata.  Condenado y asesinado en la hoguera Bruno en
                    1600, las obras de Copémico y Zúñiga fueron colocadas en el Ín-
                    dice de  libros prohibidos y Galileo fue procesado y condenado
                   públicamente en 1633. El libro de Copérnico permanecería en el






              LA CONTRARREFORMA

              La  Reforma luterana sorprendió a la  Iglesia católica, que, durante más de dos
              décadas, intentó reaccionar de una forma conciliadora. Sin embargo, por toda
              Europa florecía un espíritu de cambio, que no era ajeno al Humanismo que le
              había precedido. Príncipes y cardenales se separaban de la  doctrina oficial y
              cuestionaban o negaban la  autoridad e infalibilidad del papa. Por otra parte,
              dentro del propio catolicismo crecía la idea de que era necesario que la misma
              Iglesia corrigiera los errores que habían conducido a esa situación, eliminando
              costumbres y vicios que la jerarquía había tolerado. A esta reacción, origina-
              da en  el  seno de la  Iglesia católica, se  la  denominó Contrarreforma.
              El Concilio de Trento
              Para establecer los principios y las líneas maestras de esa renovación, se de-
              cidió convocar un concilio que acabó celebrándose en  la  ciudad italiana de
              Trento, comenzando en 1545; sus  sesiones duraron hasta 1563, siendo inte-
              rrumpidas por las defunciones sucesivas de los papas Paulo 111, Julio 111,  Mar-
              celo 11  y Paulo IV, que rigieron la  Iglesia en ese período. Finalmente el concilio
              fue clausurado por Pío IV. En el  Concilio de Trento no participaron los protes-
              tantes por decisión propia. De él  salió un conjunto de decisiones que preten-
              día eliminar errores y volver a la  pureza originaria de la  Iglesia. También se
              reafirmó la  necesidad de elaborar un indice de libros prohibidos. La  Contra-
              rreforma católica impulsó el  renacimiento de la  Roma papal y significó el  as-
              censo de la  Compañía de Jesús, fundada en 1534 por Ignacio de Loyola, que
              tuvo una activa participación en el  concilio y se convirtió en la avanzadilla de
              la  respuesta católica.









        138        UN MODELO QUE PERDURA PESE  A TODO
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