Page 133 - 14 Copernico
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Desde una perspectiva filosófica, el sistema introducido por Copér-
nico presentaba contradicciones con lo admitido tradicionalmente.
Era necesario hallar una explicación a los nuevos movimientos de
la Tierra que se postulaban. ¿Podía el «primer motor» de Alistóteles
seguir sirviendo para justificar la dinámica celeste? Además, el mo-
vimiento circular y uniforme, o sea, perfecto, estaba reservado al
cielo. Atribuirlo a nuestro mundo parecía un sinsentido.
Otra dificultad provenía de una observación elemental: ¿por
qué cae una piedra hacia el suelo si la Tierra no es el centro del
universo? Si no lo es, deberia caer hacia el Sol. Copérnico intentó
resolver este problema manteniendo que las cosas obedecen a una
«tendencia natural de las partes de un todo, que han sido separadas
de ese todo, a volver a él»; de esa manera, los cuerpos «terrestres»
tenderian a acercarse a su «todo», que es la Tierra, y no al «centro
del mundo», que les es ajeno. Explicación endeble, si las hay.
Otro tema dudoso era la composición de la materia estelar.
Hasta ese momento, dado que los demás cuerpos celestes quedaban
separados de nuestro planeta, su composición podía parecer dife-
rente. Pero, si la Tierra era solo otro astro más orbitando en tomo al
Sol, surgía una pregunta: ¿estaban hechos los demás planetas de la
misma sustancia que el nuestro? ¿ Y el Sol? ¿ Y las estrellas? Copér-
nico había hecho añicos la intocable distinción entre el espacio sub-
lunar y el supralunar. El concepto de éter se ponía así en entredicho.
UN MODELO QUE PERDURA PESE A TODO 133