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nido todas las piezas del rqmpecabezas. Lorentz había introducido
la transformación que permitía saltar de un sistema de referencia
a otro sin desarmar las ecuaciones de Maxwell y deducido algunas
de sus implicaciones físicas más notables, como la contracción
espacial. Poincaré había seguido muy de cerca el trabajo del holan-
dés, con quien mantenía correspondencia científica. Entre 1898 y
1905 había establecido por su cuenta el principio de relatividad,
planteado la constancia de la velocidad de la luz y cuestionado el
concepto de simultaneidad. Pero a los dos les cegaba la bruma del
éter, el peso de una cierta tradición, como si después de acotar
todas las pistas en la escena del crimen se resistieran a reconocer
que el asesino podía ser un aristócrata.
Einstein interpretó el papel del detective privado, libre de
prejuicios o compromisos institucionales que le impidieran seña-
lar al verdadero culpable. Poincaré supo reconocerle esta ventaja:
«Lo que admiro particularmente en él es la facilidad con la que se
adapta a los nuevos conceptos. No permanece apegado a los prin-
cipios clásicos». Por su parte, Einstein admitió que «sin duda, si
consideramos retrospectivamente el desanollo de la teoria espe-
cial de la relatividad, en 1905 ya estaba madura para su descubri-
miento». Con su profundo sentido estético no podía aceptar que
la elegante constitución de las ecuaciones de Maxwell se descom-
pusiera con un simple cambio de sistema de referencia. Su convic-
ción de que en el electromagnetismo lo único que importaba eran
los movimientos relativos procedía del fenómeno de la inducción
descubierto por Faraday. El artículo donde funda la relatividad,
«Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento», arranca
con las siguientes palabras:
Es bien sabido que cuando se aplica a cuerpos en movimiento, la
electrodinámica de Maxwell, tal como se entiende normalmente hoy
día, conduce a asimetrias que no parecen inherentes a los fenóme-
nos. Tomemos, por ejemplo, la interacción electrodinámica entre un
imán y un conductor. Aquí, los fenómenos observables dependen
solo del movimiento relativo entre el conductor y el imán, mientras
que la visión habitual traza una nítida distinción entre los dos casos,
donde o bien un cuerpo o bien el otro está en movinúento.
62 TODO MOVIMIENTO ES RELATIVO