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mente indivisibles o se componen, respectivamente, de instantes
                    y de intervalos indivisibles? Ambas situaciones son, para la men-
                    talidad griega, inaceptables: la primera conlleva la aceptación del
                    infinito en acto,  algo que,  en el siglo IV a.c., como ya se ha tra-
                    tado, sería rechazado de forma totalmente explícita y tajante por
                    Aristóteles. La segunda conlleva a la paradoja siguiente: ¿cómo
                    es posible que  uniendo  «instantes»  o  «intervalos indivisibles»
                    -carentes, respectivamente, de tiempo o de espacio, es decir,
                    nulos- se logre, respectivan1ente, un intervalo temporal o espa-
                    cial, no nulos? Zenón fue todavía más lejos y planteó cuatro pa-
                    radojas, recogidas en la Física de Aristóteles: dos de ellas surgen
                    al considerar que el tiempo es atómico, compuesto de instantes
                    sin tiempo; y las otras dos, por el contrario, en el supuesto de que
                    la magnitud -ya sea el tiempo o el recorrido- sea infinitamente
                    divisible. Vamos a reproducir dos de ellas, una de cada tipo.



         «Me encuentro constantemente con personas que dudan,
         generalmente sin razón alguna, de su capacidad potencial
         como matemáticos. La primera prueba es si comprendes
         algo de geometría. Que no gusten o encuentren dificultades
         en otros temas matemáticos no importa.»
         -  JOHN E. LITILEWOOD.



                    EL APORISMO DE LA FLECHA

                    Pensemos en una flecha disparada por el arco que tensara Ulises
                    para mostrar que efectivamente era el esposo de Penélope, que
                    había regresado a su hogar y que se proponía defenderlo del ultra-
                    je de los pretendientes. En un «instante» de su recorrido la flecha
                    «no se mueve», pues de moverse un cierto intervalo de espacio,
                    precisaría de  «medio instante» para moverse la mitad de dicho
                    intervalo espacial.  Pero dicha «mitad»  no existe, puesto que se
                    está suponiendo que el «instante» es el intervalo de tiempo menor
                    posible. Luego, efectivamente, la flecha no se mueve. Pero, «si no





        110         LA TEORÍA DE LA  PROPORCIÓN Y EL MÉTODO DE EXHAUCIÓN
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