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de la mano de Antaine Lavoisier (1743-1794), que en 1783 demostró
                    que la teoría del flogisto no era capaz de dar cuenta de los resulta-
                    dos experimentales. El «flogisto» era una sustancia postulada por
                    Johann Joachim Becher (1635-1682) para explicar el fenómeno de
                    la combustión. El científico alemán sugirió que el flogisto se en-
                    contraba en los cuerpos susceptibles de ser quemados y que era
                    liberado al producirse la llama. Esta teoría errónea acabó dando
                    pie, gracias a los intentos por demostrarla, al descubrimiento del
                    oxígeno, constituyendo un ejemplo de cómo el método científico
                    hace que incluso ideas equivocadas puedan acabar siendo fructífe-
                    ras. Boltzmann era muy consciente de ello y de cómo evolucionaba
                    la ciencia. En 1895, con motivo de la muerte de su profesor y anúgo
                    Josef Loschmidt, evocó que este le había sugerido en alguna oca-
                    sión fundar una «revista científica solo para experimentos fracasa-
                    dos». Y añadió:  «No se daba cuenta de lo interesante que hubiera
                    sido tomarse en serio esta broma», para reseñar algunas innova-
                    ciones que se habrían acelerado de haber dispuesto la comunidad
                    científica de detalles sobre expe1imentos fracasados.
                        Lavoisier abandonó la idea del flogisto y en su lugar propuso
                    la teoría calórica, que dominaría la química durante los siguientes
                    setenta años. Esta trataba el calor como una sustancia sutil - con
                    tendencia a fluir de los cuerpos calientes a los fríos- denominada
                    «calórico». Dado que la cantidad de calórico es constante, todo el
                    calor perdido por un cuerpo es ganado por otro. Pese a su apa-
                    rente ingenuidad, la teoría calórica cosechó varios éxitos, entre
                    los que destaca la corrección del cálculo de la velocidad del so-
                    nido por parte de Pierre-Simon Laplace (1749-1827), que corregía
                    al mismísimo Isaac Newton (1642-1727). El siguiente paso fueron
                    los trabajos de Nicolas Léonard Sadi Carnot (1796-1832), que aca-
                    barían dando lugar a la ciencia de la termodinámica.
                        El papel de Boltzmann llegó más tarde, cuando la termodiná-
                    mica había pasado de ser una ciencia en ciernes a un saber esta-
                    blecido. Su gran logro fue explicar las leyes de la nueva ciencia,
                    que se daban sin demostración, a partir de asunúr la naturaleza
                    atómica y probabilística de la materia. Boltzmann demostró que
                    la termodinámica se reducía a una combinación de mecánica ( que
                    rige  el comportamiento de cuerpos móviles y sus colisiones) y





        20          EL NACIMIENTO  DE  LA TERMODINÁMICA
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