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EL EXPERIMENTO DE RUTHERFORD
Entre los muchos descubrimientos de Rutherford destaca el del
núcleo atómico. A finales de 1910, Rutherford manifestó a ami-
gos y conocidos la noticia: «Ya sé cómo son los átomos». No
era una mera ocurrencia. Llevaba casi dos años reflexionando
sobre un curioso fenómeno observado en un experimento con
el que aspiraba a comprender la estructura de los átomos. El
momento del eureka llegó cuando se dio cuenta de que el átomo
debía tener una estructura interna a la que se llamó núcleo. Y el
núcleo debía ser una característica común a los átomos, a todos
los elementos.
Años más tarde culminó este trabajo al ser capaz de iden-
tificar el protón, la partícula de carga positiva que forma parte
del núcleo. A principios del siglo xx, cuando apenas empezaba
a existir un cierto consenso en torno a la propia existencia de
los átomos, Rutherford fue capaz de desentrañar su estructura
interna.
Remontémonos a mayo de 1909. Rutherford había recibido
recientemente el premio Nobel de Química, y dirigía los laborato-
rios de la Universidad de Mánchester, unos de los más prestigio-
sos del mundo. En ese momento, Hans Geiger - el inventor del
contador de partículas radiactivas que lleva su nombre y profe-
sor de técnicas para medir radiactividad- informó a Rutherford
de que había un joven estudiante que parecía tener las aptitudes
para enfrentarse a la experimentación. Rutherford repuso: «Mira
si puede obtener algún efecto de partículas alfa reflejadas direc-
tamente de una superficie metálica».
Rutherford no tenía depositadas muchas esperanzas en dicho
experimento, pero era necesario realizarlo como descarte ( un pro-
cedimiento que siempre le reportó grandes éxitos). En realidad,
Rutherford propuso al alumno un tipo de experimentos semejante
al que ya había estado realizando desde su llegada al laboratorio
en 1907. Un año antes, él mismo había probado lanzar rayos alfa a
través de un mineral llamado mica, y gracias a esos experimentos
conocía que los rayos alfa se desviaban ligeramente de su trayec-
toria. Lo que ignoraba era por qué se desviaban.
18 EL DESCUBRIMIENTO DEL NÚCLEO ATÓMICO