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descubriendo que un imán en movimiento a través de una bobina
         induce en ella una corriente eléctrica, lo cual le condujo a descri-
        bir matemáticamente la ley que rige la producción de electricidad
        por un imán.
            Solo un obstáculo inesperado se interpuso en el trabajo de
         Faraday: el amor. Sarah Barnard (1800-1879)  era una joven de
        veintitrés años, hija también de un sandemaniano, que enseguida
        llamó la atención de Faraday. Sin embargo, sus objetivos en el
         campo de la ciencia eran tan elevados que consideraba cualquier
         otra ocupación como una fatigosa distracción de su trabajo, y
         ello incluía el amor. Faraday incluso había escrito un poema en
         el que responsabilizaba al sentimiento amoroso de desviar a los
        hombres de sus tareas importantes.  Fue este poema,  irónica-
        mente, el que facilitó el acercamiento sentimental entre Michael
        y Sarah, pues ella se había sentido profundamente ofendida por
        el texto, lo cual obligó a Faraday a aproximarse a ella con el fin
        de recuperar su afecto. Casi sin poder evitarlo, el 12 de junio de
         1821,  Michael Faraday, hijo de un herrero sandemaniano, con-
        traía matrimonio con Sarah Barnard, hija de un platero y pastor
        sandemaniano.
            Pero Faraday seguía obsesionado con la consecución de su
        labor científica, así que rogó a su mujer que, en vez de realizar un
        viaje de novios, aquel tiempo juntos lo pudiera dedicar en exclu-
        siva a escribir un artículo sobre la historia de la electricidad y el
        . magnetismo. Paciente y hacendosa como buena sandemaniana,
        su esposa aceptó aquellas insólitas condiciones.
            Entonces Faraday se dispuso a leer todos los libros de la
        biblioteca de la Royal Institution que trataran el tema de la elec-
        tricidad y el magnetismo, recreando también todos y cada uno
        de los experimentos descritos en ellos. Hacia finales  de agosto
        de 1821,  ya había llevado a  cabo centenares de experimentos,
        pero uno en particular se resistía a abandonar su cabeza incluso
        después de haber sometido su artículo sobre la historia de la elec-
        tricidad y el magnetismo a los Annals of Philosophy: el de Hans
        Christian Oersted. Llevado a cabo en 1819,  constituía el primer
        experimento electromagnético que se había realizado hasta la
        fecha.






                                                      LA CHISPA ELÉCTRICA    69
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