Page 73 - 21 Faraday
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Aquella sospecha,  a  pesar de  todo,  se tornó  insoslayable
         dos años más tarde cuando, después de descubrir cómo licuar el
         cloro, Faraday le permitió a Davy que leyera su artículo antes de
         presentarlo para su publicación. Davy no se limitó a corregir a su
         pupilo, sino que modificó el artículo hasta el punto de que parecía
         que había sido el propio Davy el que le había proporcionado las
         ideas que habían dado pie al descubrimiento. No  en vano, Davy
         había trabajado la mayor parte de esos últimos veinte años en
         licuar el cloro y no deseaba que el descubrimiento se lo arreba-
         tara completamente su joven protegido. Faraday, en parte para
         evitar otro escándalo como el producido con W ollaston, y en parte
         condicionado por la modestia que le inspiraba su credo sandema-
         niano, escogió ceder ante Davy:

             Aunque puede que lamentara perder mi tema, le debía demasiado
             por su mucha amabilidad anterior como para pensar en decir que
             era núo lo que él decía ser suyo.


             A pesar de los escollos, la meteórica carrera de Faraday con-
         tinuó su curso, hasta un punto en que ni siquiera en sueños había
         alcanzado: dos meses después fue propuesto como candidato a
         miembro de la Royal Society, la más antigua sociedad científica
         del Reino Unido y también una de las más antiguas de Europa.
         De  nuevo Davy puso de manifiesto sus crecientes celos hacia
         él, pues no solo evitó apoyar la candidatura sino que hizo activa
         campaña en contra, recordando a sus colegas la presunta usur-
         pación intelectual que Faraday había llevado a cabo contra los
         intereses de Wollaston. Con la intención de limpiar su nombre,
         Faraday publicó una detallada relación de los acontecimientos
         que rodearon su descubrimiento del motor eléctrico, obteniendo
         de nuevo la adhesión de Wollaston, lo cual fue suficiente para
         que Davy depusiera su actitud.  En consecuencia, el 8 de julio
         de  1824,  los miembros de la Royal Society votaron casi unáni-
         memente que Michael Faraday se convirtiera en miembro de la
         misma.  Tan solo hubo un voto en contra, y a pesar de  que la
        votación era secreta, todo parecía indicar que ese voto corres-
        pondía a Davy.






                                                      LA CHISPA ELÉCTRICA    73
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