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JOSEPH HENRY, EL HOMÓLOGO ESTADOUNIDENSE DE FARADAY
Nacido en 1797, Joseph Henry se crió en
una familia pobre de Albany y, con trece
años, trabajó como aprendiz de relojero.
Estos conocimientos en relojería le per-
mitieron construirse sus propios instru-
mentos, tal como hizo Faraday, de forma
autodidacta. En 1826 obtuvo una plaza de
profesor de Matemáticas y Filosofía Na-
tural, a la vez que llevaba a cabo experi-
mentos similares a los de Faraday sobre
la inducción electromagnética. A partir
de 1832, la Universidad de Princeton le
ofreció un puesto como profesor, a pesar
de que carecía de títulos académicos ofi-
ciales. Pero su reputación le precedía: ya
había construido en 1830 el electroimán
más potente de la época, el primero que consiguió levantar pesos de más de
1 000 kg. Hasta entonces, nadie había imaginado que tales ingenios fuesen lo
suficientemente potentes como para levantar cosas. Los electroimanes, gene-
ralmente, poseen un núcleo de hierro dulce que se imanta cuando una corrien-
te circu la por la bobina alrededor del núcleo; en cuanto cesa la corriente,
desaparece el campo magnético producido. El electroimán de Henry, construi-
do con las bobinas que empleaba en sus clases de física, tenía forma de herra-
dura y no era particularmente grande: apenas 12 pulgadas de alto.
El descubridor de la autoinducción
Si bien Faraday y Henry realizaban experimentos casi idénticos en los mismos
años de su carrera, Faraday se adelantó en la publicación de los resultados.
En cua lquier caso, a Henry se le reconoce el hallazgo de la autoinducción:
cuando conectaba un hilo enrollado a una batería, se observaba una chispa,
pero cuando se desconectaba, se producía una chispa mayor: Henry postuló
que el hilo se había cargado con electricidad y reaccionaba por sí mismo
cuando se desconectaba. Lo que ocurre es que al pasar una corriente por un
circuito se produce un campo magnético a su alrededor, pero si dicha corrien-
te varía, el campo magnético variable daría lugar a una variación temporal del
flujo magnético sobre el propio circuito. Henry se dio cuenta de ello porque
al encender o apagar un circu ito, la intensidad de la corriente experimenta
bruscas variaciones en intervalos muy cortos de tiempo. Por este hallazgo, el
coeficiente de autoinducción se mide en henrios, en honor a Henry. A su vez,
Henry prestó su ayuda a Samuel Morse y a Graham Bell para desarrollar el
telégrafo y el teléfono, respectivamente.
76 LA CHISPA ELÉCTRICA