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Para profundizar más en los detalles técnicos de aquel trans-
formador empleado para producir la primera inducción electro-
magnética, podemos consultar el Diario de Faraday, publicado
por la Royal Institution en 1932. En él se señala que el anillo es de
hierro dulce y tiene seis pulgadas de diámetro exterior, así como
que tenía enrolladas varias espiras separadas por hilo y algodón
calicó, procedente de la India. A continuación, Faraday había
cargado una batería de diez pares de placas de cuatro pulgadas
cuadradas.
Faraday cor\jeturaba que ello produciría torbellinos a través
de toda la primera rosquilla, una suerte de tormenta magnética
que, de generar una corriente eléctrica en la otra rosquilla que
quedaba delante, entonces confirmaría que el magnetismo era
capaz de generar electricidad. El hecho de colocar un núcleo de
hierro dulce era para incrementar el campo magnético creado por
la primera rosquilla. No era un experimento demasiado complejo,
de modo que Faraday dedujo que la razón de que otros científicos
no hubieran detectado el fenómeno residía en que la corriente
eléctrica producida era muy pequeña, casi indetectable. Por esa
razón, situó en el alambre de la segunda media rosquilla un me-
didor más sensible, capaz de detectar el paso más insignificante de
corriente eléctrica: un galvanómetro basado en el efecto motor
de la electricidad que Faraday había descrito en 1821.
Finalmente, hizo pasar una corriente por el alambre de la pri-
mera media rosquilla conectándolo a una pila voltaica y, con la
misma esperanza de sus años de juventud, cuando se propuso en-
contrar las huellas del Creador en el mundo, cuando decidió pro-
fundizar en el misterio de la electricidad que hacía mover las ranas
muertas de Galvani, advirtió felizmente que, en efecto, la aguja
del galvanómetro que medía el paso de la corriente en la segunda
bobina se movía, oscilaba. Este hecho dejó a Faraday completa-
mente atónito durante unos segundos, los suficientes para digerir
lo que acababa de descubrir y cómo ello podría cambiar el mundo.
Faraday, meticuloso como siempre, pasó aquella noche co-
nectando y desconectando la rosquilla de hierro para comprobar
que siempre producía el mismo efecto en el medidor de corriente
eléctrica, permitiéndole descubrir también que el medidor solo
78 LA CHISPA ELÉCTRICA