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interpretar que los valores de la probabilidad se propagan por el
                      espacio, siguiendo a la diana, y que cambian con el tiempo, pero
                      ningún aparato sabrá registrarlos. La función que hemos creado,
                      que refleja el desplazamiento de los valores, no representa nin-
                      guna propiedad física ni habita en el espacio real.
                         La función 1/J  es un contenedor de información. Como un so-
                     plón de la policía, señala qué locales frecuenta el electrón o cuáles
                      son sus últimos domicilios conocidos, pero no alcanza a definir
                      dónde se encuentra. Puede ir más allá y predecir un cambio de
                     hábitos o preferencias según se modifiquen las condiciones del
                      entorno. Las regiones donde resulta más probable localizar una
                     partícula pueden evolucionar con el tiempo, pero esta mudanza
                     inmaterial no se puede registrar con un aparato. Su realidad opera
                     en otro plano más profundo.





                     ESCULPIENDO ÁTOMOS

                     La nueva interpretación de 1/J  dibuja una distribución de probabi-
                     lidades distinta para cada nivel de energía del átomo de hidró-
                     geno. Podemos planteamos un experimento imaginario que parta
                     de una colección de cien átomos independientes, todos ellos en el
                     mismo estado energético, con el propósito de medir la posición de
                     sus electrones. Obtendrían1os un punto del espacio para cada uno,
                     cuyas coordenadas se registrarían. Al introducir los datos en un
                     ordenador y superponer en una sola imagen los cien resultados,
                     no surgiría un reparto  de  posiciones absolutamente aleatorio.
                     Comprobaríamos que los puntos se concentran en determinadas
                     regiones y que en otras se dispersan, configurando nubes de den-
                     sidad irregular (figura 1).
                         La proporción de puntos en cada área ofrece una idea de la
                     probabilidad de localizar en ellas un electrón al realizar un nuevo
                     experimento. Si hubiera que apostar dónde vamos a encontrar el
                     electrón del átomo 101, lo mejor sería apuntar a los lugares donde
                     se han congregado más puntos. Esas son las regiones donde 11/J 1 2
                     alcanza su máximo valor. Donde la densidad de puntos cae, tam-





          122        LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO
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