Page 159 - 07 Schrödinger
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átomos de sus pies los atraviese, su masa atrae a y es atraída por
la Tierra ...
El fenómeno de la decoherencia se ha podido obseivar en el
laboratorio, con fullerenos (figura 1), moléculas poliédricas, cuyo
esqueleto de sesenta átomos de carbono recuerda un balón de fút-
bol. Su estado de superposición se desvanecía en cuanto liberaban
parte de su energía térmica, emitiendo fotones.
LA IMPRONTA CUÁNTICA
Otro rasgo cuántico que a ojos de Schrodinger resultaba absurdo,
y que trató de conjurar también en «El estado actual de la mecá-
nica cuántica», es el «entrelazamiento», término que él mismo
acuñó en su artículo de 1935. Fue Einstein quien llamó su atención
sobre él. Schrodinger no lo consideraba «una característica más
de la mecánica cuántica, sino aquella que fuerza su completa des-
viación de una línea de pensamiento clásico».
En la versión más sencilla de entrelazamiento, dos partículas
A y B quedan hermanadas cuánticamente en un mismo estado y
después se separan una distancia tan larga como se quiera, de
modo que no puedan comunicarse a través de ningún mecanismo
físico conocido (figura 2). A pesar de la distancia, ambas son capa-
ces de responder frente a un acto de medida sobre cualquiera de
ellas mostrando una perfecta coordinación. Al principio, ni A ni
B tienen definida la propiedad que se va a obseivar. Una vez se-
paradas, se realiza una medida, cuyo resultado a priori es aleato-
rio, sobre A. El entrelazamiento supone que esta medida también
arranque, instantáneamente, aB de su indefinición. Al conocer, por
ejemplo, el momento de A, sabremos inmediatamente el momento
de B. En cuanto se efectúa la medida, se rompe el entrelazamiento.
Einstein llamaba a este efecto «acción fantasmal a distancia» y era
uno de los principales motivos de que rechazara la interpretación
canónica de la mecánica cuántica.
Si un segundo investigador practicara al mismo tiempo que A
una medida de la posición de B, da la impresión de que lograría
EL GATO ENCERRADO 159