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espectrales aparecían siempre en dobletes o
FIG. 3
en tripletes: para un mismo nivel de energía
3d
(número cuántico n) podía haber diversos
comportamientos (número cuántico l) debido
a las diversas excentricidades.
Además, estas órbitas elípticas no eran
estáticas, sino que su eje iba girando ( a esto
se le llama «movimiento de precesión», como
en el caso de una peonza), lo cual introdujo
otro número cuántico. Sommerfeld sugirió FIG. 4
que este movimiento de precesión también
se regía por saltos cuánticos; es decir, que no
todas las posiciones de las órbitas eran po-
sibles, sino solo aquellas cuyo giro fuese un
múltiplo de la constante de Planck. De este
modo se pasó de un solo número cuántico en 1
el modelo inicial de Bohr a tres: los corres-
pondientes al salto de energía, a la excentrici-
dad de la órbita y al movimiento de precesión. 1
Todas las órbitas de la figura 3 ( designa- L.
das comos, p y d) tienen la misma energía,
pero distintas excentricidades. Debido a estas, la velocidad de los
electrones varia y, según la relatividad especial, también lo hace
su comportamiento, dando lugar a un nuevo número cuántico y,
por lo tanto, a una duplicidad o triplicidad de las líneas espectra-
les de un determinado nivel energético. Por último, cada órbita ex-
céntrica (figura 4) puede ir girando sobre su plano de giro, dando
lugar a un tercer grado de libertad, al cual se asoció un tercer
número cuántico.
El interés de Sommerfeld durante gran parte de su carrera fue
la comprensión de las líneas espectrales. De ahí que su gran libro,
en el cual presentaba sus mejoras al átomo de Bohr, se llamara
Atombau und Spektrallinien («La construcción del átomo y las lí-
neas espectrales»). Su texto, que tuvo hasta cinco ediciones entre
1919 y 1929 -cada una de las cuales iba aumentando en grosor y
contenidos-, se convirtió para muchos físicos en la fuente de sus
conocimientos sobre física cuántica
LOS ELECTRONES JUEGAN CON BOHR 77