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a que el cátedro de su universidad, o de otra, se jubilara y dejara
                    libre una vacante.
                        Pero las ciencias no son estáticas y en muchas ocasiones el
                    sistema universitario debe adaptarse - a veces con grandes reti-
                    cencias- al surgimiento de nuevas disciplinas y subdisciplinas.
                    Eso es lo que sucedió en Alemania, en la segunda mitad del siglo
                    XIX,  con la creación de algunas cátedras nuevas para una subdis-
                    ciplina a caballo entre la matemática y la física:  la física teórica.
                    Bohr decidió que había llegado el momento de que la Universidad
                    de Copenhague estableciera una nueva cátedra, ¡y que se la ofre-
                    cieran a él, que apenas tenía veintisiete años! Esa era la confianza
                    que Bohr tenía en sí mismo, una confianza apoyada por las car-
                    tas de recomendación de muchos profesores de Copenhague y
                    de figuras de fama internacional como su mentor en Mánchester,
                    Ernest Rutherford.
                        Sin embargo, esa cátedra tuvo que esperar, aunque se le plan-
                    teó una nueva opción: ocupar una plaza temporal de lector en
                    la Universidad de Mánchester, puesto que Rutherford le ofreció
                    para el curso 1914-1915. Así,  Bohr regresó a la ciudad donde se
                    había gestado su teoría atómica ... , pero en un mal momento. El
                    28 de junio de 1914 el archiduque Francisco Fernando, heredero
                    al trono de Austria-Hungría, fue asesinado en Sarajevo, detonando
                    lo que muchos llevaban tiempo temiendo: una guerra a gran escala
                    que enfrentó a casi todas las potencias europeas. Dinamarca se
                    mantuvo formalmente neutral, con lo que Bohr pudo acceder al
                    puesto que le habían ofrecido en Mánchester. Pero el ambiente.en
                    aquella universidad se volvió lúgubre.
                        Esperando que el conflicto durara solo unas semanas, muchos
                    jóvenes se alistaron en el ejército y las universidades quedaron va-
                    cías. La masacre en las trincheras fue inesperada, y pronto se vio
                    que la guerra iba a prolongarse mucho más de lo que todos pensa-
                    ban. Los jóvenes científicos británicos que habían partido al frente
                    fueron reclamados de vuelta a casa para colaborar en el Board of
                    Invention and Research (Comité de Invenciones e Investigación)
                    con el fin de desarrollar nuevas armas y mejorar la logística bélica.
                    El Comité estaba dirigido por Thomson, quien coordinaba todos
                    los trabajos. Rutherford se centró en buscar métodos para detec-





         72         LOS  ELECTRONES JUEGAN CON BOHR
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