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tar los temidos U-Boats alemanes, los primeros submarinos, meta
que consiguió gracias al eco de ondas sonoras (el sónar). Como
extra.ajero, Bohr no podía trabajar en asuntos relacionados con la
guerra, por lo que pudo centrarse en sus investigaciones e intentar
perfeccionar su modelo atómico. Paradójicamente, la guerra les
confirió, a él y a su esposa Margrethe, uno de los períodos más
tranquilos de su vida.
En la primavera de 1916 Bohr recibió la noticia de que el Go-
bierno danés había finalmente aprobado la creación de la cátedra
de Física Teórica en la Universidad de Copenhague y los Bohr de-
cidieron volver a su tierra natal. Al ser un nombramiento real, todo
nuevo profesor debía entrevistarse con el rey. Este acto oficial fue
en cierto modo similar a su primer encuentro con Thomson unos
años antes. El rey se dirigió a Bohr mencionando su pasión por el
fútbol: «Así que usted es también un famoso jugador de fútbol»,
dijo el monarca; a lo que Bohr contestó inmediatamente que no,
que eso no era correcto, que el famoso jugador de fútbol era su
hermano Harald. Evidentemente el protocolo no contemplaba
este tipo de respuestas y la entrevista llegó abruptamente a su fin.
Una vez más, la preocupación de Bohr por la precisión absoluta
le ponía en una situación social incómoda.
Con un optimismo nada gratuito, Bohr no se conformó con
su cátedra, sino que inmediatamente pidió a la universidad que
se creara un instituto de física teórica que también incluyera ins-
talaciones para experimentos en radiactividad, espectroscopia y
algunos otros temas de actualidad. En su carta a las autoridades
universitarias Bohr explicaba lo que muchos físicos de su mo-
mento ya percibían:
Mientras hasta ahora había buenas razones para suponer que las
llamadas mecánica y electrodinámica clásicas constituían una base
sólida para nuestras ideas científicas, [ ... ] últimamente se ha demos-
trado que esta base teórica falla totalmente en aspectos fundamen-
tales.
La física estaba en crisis y había que reformular sus princi-
pios más básicos, para lo cual Bohr afirmaba necesitar no solo de
74 LOS ELECTRONES JUEGAN CON BOHR