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Aunque volveremos a esta cuestión en el capítulo siguiente,
         lo que Bohr estaba diciendo en su artículo es que debíamos olvi-
         dar la pregunta acerca del proceso de  transición de una órbita
         a otra. Esa pregunta dejaba de tener sentido porque presuponía
         una física continua, y lo que Bohr mantenía, siguiendo a Planck
         y Einstein, es que la naturaleza, al menos a nivel de los átomos,
         actúa a saltos. Precisamente por eso la mayoría de los físicos,
        primero en Inglaterra y después en Alemania, concretamente en
         Gotinga y Múnich, tacharon la teoría de Bohr de pura suerte nu-
         merológica. A pesar de que los números cuadraban, abandonar
         la pregunta sobre el proceso de emisión podía ser un síntoma de
        pereza intelectual. La física no debía conformarse con coinciden-
         cias numéricas y debía poder imaginar los procesos mecánicos
         que causaban los fenómenos. El cambio de mentalidad que Bohr
        pedía, que Einstein aplaudía y que Planck había introducido muy a
         su pesar, parecía ir en contra de la misma física y de la indagación
         de las causas materiales de los fenómenos físicos.




         MÁNCHESTER-COPENHAGUE:
         DOS VIAJES DE IDA Y VUELTA

         En el otoño de 1913, Bohr tenía un trabajo muy inestable, ya que
         daba clases de introducción a la física a estudiantes de medicina.
        Además,  como ya se apuntó anteriormente, hacía poco que se
        había concedido la única cátedra de Dinamarca dedicada a esta
        materia al profesor Knudsen, con lo cual era muy difícil, salvo
        algún imponderable, que esa misma cátedra quedara vacante en
        un futuro próximo. Lejos de desanimarse, Bohr optó por propo-
        ner a la Universidad de Copenhague la creación de una nueva
        cátedra, que estaría dedicada a la física teórica. Esta propuesta
        era algo disparatada. En el siglo XIX  todas las universidades del
        mundo solían tener una única cátedra por disciplina (una para
        física, otra para química, etc.). Al profesor que ocupaba la cáte-
        dra le asistían una serie de profesores ayudantes y lectores que,
        si deseaban progresar en su carrera académica, debían esperar





                                            LOS ELECTRONES JUEGAN CON BOHR    71
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