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ÁTOMOS COMO SISTEMAS SOLARES n=8
Bohr no fue el primero en introducir la
constante de Planck para explicar el
átomo. En 1912 un astrónomo de Cam-
bridge, John William Nicholson (1881-
1955), sugirió que quizá los electrones
orbitaban alrededor de un núcleo su-
puestamente positivo en órbitas cuyo
momento angular era un múltiplo de
la constante de Planck. Dado que Ni-
cholson era un astrónomo, no es de ex-
trañar que imaginara el interior de los
átomos como pequeños sistemas sola-
res, incluso antes de los experimentos
de Rutherford. Los electrones también
vibrarían con frecuencias múltiplos de la misma constante, como indica la
figura. Por explicarlo con una analogía: imaginemos un tiovivo en el que nos
movemos en círculo y a la vez oscilamos periódicamente de arriba abajo;
imaginemos también que en el punto de inicio del circuito hay una puerta
por la que pasamos cada vez que damos una vuelta entera. De este modo, es
esencial que nuestras vibraciones verticales estén en fase con el movimiento
rotacional; es decir, que cada vez que cerramos un círculo nuestra vibración
vertical nos sitúe en la posición inicial y, por tanto, podamos pasar por la puer-
ta. Para algunos contemporáneos, los modelos de Bohr y Nicholson parecían
similares e incluso se habló del modelo Bohr-Nicholson. Pero no es así. En el
caso del modelo del astrónomo, la radiación del espectro era debida a la vibra-
ción de los electrones dentro de la órbita. De ser eso cierto, no habría ningún
motivo por el cual no pudiera haber otras órbitas con otras vibraciones. En
el modelo de Bohr, sin embargo, no era la vibración de los electrones dentro
de la órbita lo que causaba la radiación del espectro, sino el paso de una órbita
a otra. La diferencia es importante porque, en el caso de Bohr, el concepto
de órbita deja de ser fundamental y es la transición de un nivel de energía a
otro lo que gana relevancia. Y esto está en la raíz misma de los postulados
de la mecánica cuántica.
lugares intermedios. Y aquí es donde el científico danés introdujo
la constante de Planck: la distancia entre «escalones», entre ór-
bitas, debía ser un múltiplo de esta constante. De este modo, los
electrones solo podían ocupar órbitas de energías tales que su
diferencia fuera un múltiplo de la constante de Planck.
LOS ELECTRONES JUEGAN CON BOHR 69