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climajovial de unos científicos mayoritariamente más jóvenes que
                      el propio Bohr con la obligación de poner en entredicho cualquier
                      idea y llegar hasta el final de los problemas. Gracias a los capita-
                      les donados por las fundaciones Carlsberg (danesa) y Rockefeller
                      (estadounidense), Bohr podía invitar a quien quisiera a permane-
                      cer en el Instituto unos días, unos meses o unos años.
                          El Instituto de Copenhague aún tuvo un motivo más para con-
                      vertirse en el centro mundial de la física teórica: en otoño de 1922
                      Bohr recibió el premio Nobel.  El año ante1ior,  la Academia de
                      Suecia no se había pronunciado y había preferido deferir un año
                      el anuncio del premio Nobel de 1921. Esto benefició a Bohr, ya
                      que su premio fue anunciado a la vez que el de 1921, que recayó en






                J.C. JACOBSEN Y LA FUNDACIÓN CARLSBERG

                La  carrera  de  Niels  Bohr está  íntima-
                mente ligada a la cerveza. No es que el
                físico tuviera problemas con el alcohol,
                sino que la  Fundación Carlsberg -una de
                las  sociedades  filantrópicas  en  favor
                de la  ciencia más antigua de Europa-
                estuvo siempre detrás de los proyectos
                del científico. Jacob Christian Jacobsen,
                propietario de la  mayor cervecera  de
                Dinamarca, creó esta fundación en 1876
                con un capital inicial de un millón de co-
                ronas danesas, cantidad que pronto fue
                aumentando. Se estableció entonces que
                una parte fundamental de las acciones
                de la  fundación debían ir encaminadas
                al  fomento de las ciencias  en  Dinamar-
                ca. La magnífica mansión de Jacobsen en
                las afueras de Copenhague también fue
                donada a la  fundación, con el  propósito
                de que fuera  la  residencia  vitalicia del
                danés que el  comité ejecutivo estimara
                más influyente en las ciencias o las artes del momento. Niels Bohr ocupó esta
                mansión desde 1932 hasta su  muerte en 1962. En 1995 el  edificio cambió de
                función y hoy es un centro de conferencias.








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